En días pasados, me encontré con mi amigo Tomás, al que afanosamente estuve buscando para chequear el vehículo…
Al verlo, ya saben, lo de costumbre, las preguntas de rigor y algo más, en una conversación entre dos amigos y compañeros de larga data….
…Hablamos de parrandas, de tragos y amoríos, de esos “amores escondíos”, de tan gratos recuerdos, de cuando éramos análogos...
…así como en esta era digital en la que “To e To y Na e na”....
…después de un largo rato de animada conversación y entre un tema y otro, quedamos en que al día siguiente nos veríamos para chequear el vehículo…
Pero, antes, yo debía llamarlo, bien temprano, para coordinar la hora, ya que tenía algunos trabajos pendientes por despachar y así, dedicar más tiempo para mi….
En tal virtud, entonces le pido su número de teléfono, me lo dice, lo dígito, y le digo que chequee, que está sonando…
Tomas, se pone a buscar, revisa los bolsillos del mameluco de trabajar y al darse cuenta que no llevaba su móvil consigo…
... .puso las dos manos en la cabeza, y con el rostro compungido,, con los ojos grandes y desorbitados, casi a punto de llorar exclamó….
….¡Ay mi madre!, ¡Dios mío!, Dios bendito, se me quedó el celular en la casa….
…. “Mierda coño”, y mi mujer no fue a trabajar hoy…
Y sin despedirse siquiera, arrancó despavorido, como “lajón del diablo”…
Yo no entendí qué le sucedió, porque Tomás reaccionó así…
Lo cierto es que ya han pasado casi dos meses..
.... y lo he llamado varias veces, pero siempre sale el buzón…
…. Pienso que quizás, aún él no ha podido entregar los trabajos que tenía pendientes en el taller.
Y por eso no responde mis llamadas, para no quedar mal conmigo porque, él y yo, somos viejos amigos.
… Aunque me dijeron, que él estuvo muy delicado de salud, y que aún está convaleciente…
... .al parecer tendré que buscar a otro mecánico en lo que él se recupera.
Con Dios siempre, a sus pies.
Por LEONARDO CABRERA DIAZ
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