El Everest, repleto de cuerpos descubiertos por el deshielo la ruta a la cordillera convertida en un cementerio
El cambio climático se está encargando de acelerar el deshielo en un buen número de cordilleras del planeta. Una de ellas, la del Himalaya, ha visto como durante las últimas décadas el hielo y la nieve han ido desapareciendo de las paredes y laderas de una de sus míticas montañas, el Everest.
Lo llamativo, a parte del cambio que está
experimentando el entorno y la biodiversidad en la región, es que cada vez son
más los cuerpos visibles de cientos de alpinistas que murieron persiguiendo su
sueño de alcanzar la cima de la montaña más alta del mundo.
A parte de los miles de alpinistas que cada año se aventuran a conquistar lo alto del monte Everest de 8.849 metros, este año había un equipo dispuesto a arriesgar sus propias vidas para trasladar algunos de los cadáveres encontrados.
Un equipo de rescate de cadáveres cada vez más ocupado
En esa expedición se recuperaron cinco cuerpos
congelados aún no identificados, incluido uno del que solo se recuperaron
restos esqueléticos. Forma parte de la campaña de limpieza de montañas de Nepal
en el Everest y en los picos adyacentes Lhotse y Nuptse.
El trabajo de estos escaladores que rescatan cadáveres
es duro, sombrío y sobre todo peligroso. No es lo mismo escalar la montaña
solo, con tu propio peso y equipo a cuestas que hacerlo arrastrando un cuerpo
en ocasiones de gran tamaño. Son largas horas, retirando hielo con hachas, o
vertiendo agua hirviendo sobre los cuerpos congelados.
El equipo de 12 militares y 18 escaladores ha visto
como con el paso de los años, el número de cuerpos expuestos ha ido aumentando.
Cada vez son más los escaladores que se aventuran a subir a la cima del
Everest, pero lo que está poniendo tanto cuerpo accidentado al descubierto, es
el exceso de temperatura y el deshielo intenso que se produce cada vez con
mayor frecuencia.
Un paisaje dantesco que se perturba más con el paso de
los años
Pese a ser la cumbre más alta del mundo, el Everest no
es la más peligrosa. Sin embrago de los cerca de 1000 escaladores que intentan
llegar a la cima cada año, solo 500 lo consiguen. Unos desisten por el camino,
y cada año entre 4 y 5 alpinistas no regresan.
Se estima que unos 322 escaladores han muerto en la
montaña desde que comenzaron las expediciones en la década de 1920. Este 2024
la media es más alta de lo habitual y hasta la fecha ya son ocho los fallecidos
en lo que va de temporada. Quedan muchos cuerpos y algunos están ocultos por la
nieve o se los han tragado profundas grietas.
Cerca de 1000 escaladores intentan llegar a la cima
del Everest cada año pero solo la mitad lo consiguen y entre 4 y 5 no regresan
Un comentario habitual de los que escalan la montaña
es que con el deshielo hay algunos cuerpos visibles entre nieve y hielo que aún
lucen sus coloridos equipos de escalada. Algunos ya se han convertido en puntos
de referencia en el camino hacia la cumbre para otros escaladores.
La subida al mítico Everest se torna compleja con
altura a meidad que algunos escaladores se ven sometidos al mal de alturas.
Foto: Unsplash
Condiciones
extremas difíciles de superar para algunos
El camino hacia la cumbre del Everest se ha convertido
en un lugar muy frecuentado está década. Cada día hay más escaladores y hasta
llegan imágenes a través de las redes sociales que muestra los atascos humanos
que colapsan los caminos y senderos a miles de metros de altura.
Muchos de los escaladores que se han quedado en el
camino se encuentran dentro de la llamada «zona de la muerte». Es un lugar
donde el aire enrarecido y los bajos niveles de oxígeno aumentan el riesgo de
sufrir mal de altura. Las condiciones extremas que impone la montaña, es
especialmente letal para aquellos escaladores menos expertos que han ido en busca
de la aventura de su vida.
Muchos de los escaladores que se han quedado en el
camino se encuentran dentro de la llamada «zona de la muerte».
Rescatar a una persona atrapada e incrustada en el
hielo lleva tiempo, y el equipo recientemente tardó 11 horas en liberar un
cuerpo encerrado en hielo hasta el torso. Lo consiguieron con unas buenas dosis
de agua caliente para soltarlo, algo del hielo, y luego con unas cuantas horas
de hacha en mano para romper el duro hielo.
El hielo preserva los cuerpos prácticamente intactos,
por lo que es una imagen de extrema dureza para otros escaladores que suben la
montaña o incluso para el propio equipo de rescate. Cada cuerpo rescatado
cuesta miles de euros ya que son cerca de ocho rescatadores los involucrados.
A parte de rescatar cuerpos humanos, la campaña
incluye una exhaustiva limpieza, con un presupuesto de cerca de 600.000 euro.
Para ello se empleó a 171 guías y porteadores nepaleses y se recuperaron cerca
de 11 toneladas de basura. Esta es una situación que pide a gritos soluciones
urgentes para evitar que el Everest se convierta en un cementerio y un
vertedero.
Por MARIO
PICAZO
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