BEIRUT (24 Septiembre 2024).- Durante el último año, Ellie ha visto bombas de todos los colores, pero nada similar a lo de la última noche. “Está aquí”, dice. “La guerra de verdad ya está aquí”.
Vive en Klaaya, un pueblo cristiano a sólo tres kilómetros de la frontera con Israel. Desde su ventana, asegura haber visto cómo la aviación israelí machacaba “incontables veces” las montañas del sur libanés en las últimas horas.
El mensaje del portavoz del ejército, Daniel Hagari, cayó sobre Líbano pocos minutos antes que los primeros impactos de las bombas, que comenzaron a las 7 de la mañana. Cualquiera a menos de mil metros de las armas de Hizbulah corre peligro a partir de ahora, dice Israel, quien ha emprendido “una operación” para acabar con la milicia chií.
En Nabatieh, unas de las ciudades-feudo de Hizbulah en la región, muchos civiles no han podido garantizar esa distancia de seguridad. Numerosas casas fueron destruidas y, según imágenes a las que tuvo acceso La Vanguardia , algunos coches que intentaban huir fueron atacados en la carretera principal.
“Podemos esperar cualquier cosa. Están haciendo lo mismo que en Gaza”, dice Michel, un cristiano maronita
El mismo patrón se produjo en Tiro, en la costa suroeste, y en el valle de la Beqaa, al este, donde viven un gran número de comunidades chiíes y que ahora están en el punto de mira.“La gente está aterrorizada”, dice Raghad, una joven libanesa con familia en el sur. Lleva todo el día recibiendo llamadas de amigos que esperan un respiro de la artillería para salir corriendo a la capital.
En menos de una semana “se ha duplicado el número de heridos por esta guerra de 5.000 a 10.000”, declaró el ministro de Salud libanés, Firas Al Abyad, más de 1.800 solo en los ataques del lunes y el martes. Anteriormente, el político reconoció que la débil estructura sanitaria no está preparada para asumir los costes humanos de una ofensiva a largo plazo. Muchas camas de hospital todavía están ocupadas por los heridos en las explosiones de dispositivos de Hizbulah de la semana pasada. Tras los bombardeos de ayer, Al Abyad ordenó a los centros médicos del sur que “dejen de aceptar casos sin solución y se centren en los heridos”.
En total, las autoridades libanesas han confirmado más de 550 muertes por esta última oleada. Comparativamente, en la gran explosión del puerto en el 2020, el último gran trauma de Líbano, fallecieron 218 personas.
Por HELENA PELICANO/La Vanguardia
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