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"La fe nos libera del horror de que todo acaba después de la muerte": Proclama el Sumo Pontífice

CIUDAD DEL VATICANO (16 Octubre 2024).- En la audiencia general, Francisco recorrió el camino que ha llevado a la Iglesia a la comprensión de la plena divinidad de la tercera Persona de la Trinidad, precisando que el Espíritu Santo es quien da nueva vida a los creyentes. 

Cuando decimos «Creo en el Espíritu Santo» en la misa, afirmamos que el Espíritu es Dios». Esta fe debe cultivarse «también para aquellos que, a menudo sin culpa propia, están privados de ella y son incapaces de dar sentido a la vida».

¿Cómo está presente y actúa el Espíritu Santo en la Iglesia? El Papa Francisco lo ha explicado con palabras sencillas en la audiencia general celebrada esta mañana, 16 de octubre, en la Plaza de San Pedro, y ha aclarado que «el Espíritu Santo es “vivificador”, es decir, da vida». Vida, incluso más allá de la muerte.

El Espíritu habita en nosotros, está dentro de nosotros. La fe nos libera del horror de tener que admitir que todo termina aquí, que no hay redención para el sufrimiento y la injusticia que reinan en la tierra.

Hijos de Dios en Cristo


Francisco -que comienza su catequesis tras cruzar el hemiciclo de Bernini en el jeep blanco- describe primero el camino que ha llevado a la Iglesia «a la certeza de la plena divinidad» del Espíritu Santo, y luego precisa «qué vida da el Espíritu Santo».

Al principio, en la creación, el soplo de Dios da a Adán la vida natural; de una estatua de barro, lo convierte en «un ser viviente". Ahora, en la nueva creación, el Espíritu Santo es quien da a los creyentes la vida nueva, la vida de Cristo, vida sobrenatural, de hijos de Dios..

Vida eterna


Esto significa, como escribe San Pablo, que «la ley del Espíritu, que da vida en Cristo Jesús» nos ha liberado «de la ley del pecado y de la muerte».

¿Dónde está, en todo esto, la noticia grande y consoladora para nosotros? En que la vida que nos da el Espíritu Santo es la vida eterna. La fe nos libera del horror de tener que admitir que todo termina aquí, que no hay redención para el sufrimiento y la injusticia que reinan soberanas en la tierra.




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