El trabajo artesanal embellece el mundo, no el de los fabricantes de armas: Papa Francisco
CIUDAD DEL VATICANO (15 Noviembre 2024).- Al recibir en audiencia a los representantes de las pequeñas y medianas empresas italianas, Francisco les animó a ponerse al servicio del bien común: «En tiempos de guerra y violencia, corremos el riesgo de perder la fe en las capacidades del ser humano. Contemplar sus actividades nos consuela y nos da esperanza. Embellecer el mundo es construir la paz».
Vivimos «tiempos de guerra y violencia» que minan la
confianza en las capacidades del ser humano, pero «la mirada a sus actividades
nos consuela y nos da esperanza» porque «su trabajo embellece el mundo» y esto
significa «construir la paz».
Asà se dirigió el Papa Francisco a los cerca de 300
representantes de la Confederación Nacional del Artesanado y de la Pequeña y
Mediana Empresa, recibiéndolos en audiencia esta mañana, 15 de noviembre, en la
Sala Clementina.
La EncÃclica «Fratelli tutti» definió a los artÃfices
de la paz como artesanos capaces de iniciar procesos de recuperación y
encuentro con ingenio y audacia. El mismo ingenio y audacia que utilizan para
realizar las numerosas obras destinadas a enriquecer el mundo.
En
sus manos, un talento al servicio de la vida
Todos los hombres y mujeres, prosiguió Francisco,
están llamados por Dios «a trabajar de manera artesanal, como Él», para
construir la paz, aunque algunos prefieran comprometerse en alimentar la
guerra.
Un economista me dijo que las inversiones que dan más
ingresos hoy, en Italia, son las fábricas de armas. Esto no embellece el mundo,
es feo.
Es para contribuir a su «proyecto de paz» que «Ã‰l
distribuye sus talentos en abundancia», añadió el Papa, refiriéndose a la
parábola, «para que sean puestos al servicio de la vida y no sepultados en la
esterilidad de la muerte y de la destrucción, como hacen las guerras, fomentadas
por el enemigo de Dios».
Colaboradores
en la obra creadora de Dios
La artesanÃa me es muy querida, subrayó a continuación,
«porque expresa bien el valor del trabajo humano».
Cuando creamos con las manos, al mismo tiempo
activamos la cabeza y los pies: hacer es siempre fruto de un pensamiento y de
un movimiento hacia los demás.
La creatividad, que hace que el artesano vea «en la
materia inerte una forma particular que los demás no pueden reconocer»,
convierte a quienes trabajan con sus manos en «colaboradores de la obra
creadora de Dios». Un talento, éste, que según el PontÃfice es necesario «para
devolver el sentido a la actividad humana y ponerla al servicio de proyectos
que promuevan el bien común».
Multiplicar los talentos, con confianza y creatividad
El relato evangélico de los talentos, que exalta «el
compromiso de hacer fructificar los dones recibidos», es para el Papa Francisco
«un canto a la confianza en Dios, y una invitación a una sana y positiva
“complicidad” con Dios, que nos hace partÃcipes de sus bienes y cuenta con
nosotros, cuenta con nuestra responsabilidad».
Para crecer, «debemos abandonar el miedo», que «paraliza
y destruye la creatividad», y «tener confianza»: si en las dificultades podemos
pensar en el Señor como «un árbitro o un controlador implacable», el Evangelio
nos llama -exhorta Francisco- a tener una mirada de fe y a no pensar que lo que
conseguimos brota sólo de nuestras capacidades o de nuestros méritos, mientras
que es fruto también de «la historia de cada uno de nosotros». Por eso, señaló
el Papa, «si se apasionan por su trabajo, y si a veces se quejan con razón
porque no se les reconoce adecuadamente, es porque son conscientes del valor de
lo que Dios ha puesto en sus manos, no sólo para ustedes sino para todos». Detrás de las riquezas, en efecto, además de
la habilidad, hay también una Providencia «que nos lleva de la mano y nos
conduce».
El trabajo artesanal puede expresar bien todo esto, si
va acompañado dÃa a dÃa del conocimiento de que Dios nunca nos abandona, de que
somos obras maestras de sus manos, y por eso somos capaces de producir obras
originales.
Por LORENA
LEONARDI/Vatican News
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