"Yo me estoy muriendo, la salsa no": afirma Luis Perico Ortiz; el trompetista quien afronta la vida con buena actitud
SAN JUAN, Puerto Rico (8 Enero 2025).- Su papá le decía que la herramienta más linda del ser humano es la sonrisa y Luis “Perico” Ortiz obedeció. Elimina con facilidad lo que genera ansiedad y afronta la vida con buena actitud. Así llegó a los 75 años y no se siente viejo, aunque quisiera.
“Quisiera sentirme viejo, pero no me siento viejo. Me
levanto todos los días con muchos bríos para seguir haciendo cosas. Me apasiona
lo que hago, me da mucha vida. El doctor me relaja y me dice: ‘Mira, Luis, no
tienes ni un solo ‘red flag’ en nada de tu laboratorio. Está perfecto, no hay
problema, nos vemos de aquí a un año, pero acuérdate que te vas a morir’”,
cuenta Perico Ortiz.
Definitivamente algo genético debe ser, dice por un
lado, pero también decidió hace muchos años ser feliz. Celebra, además, sentir
que le quedan cosas por hacer por primera vez, como un espectáculo que suene a
sus tres amores musicales: la salsa, el jazz y el bolero. Esa será la misión
del concierto Por Primera Vez, este sábado 11 de enero en el Centro de Bellas
Artes de Caguas.
Al trompetista se unirán José Alberto “El Canario”, la
cantante y pianista cubana Aymeé Nuviola y la dinastía de Los Rivas: Jerry
Rivas, Gerardo Rivas, Gerardo G. Rivas y Jerry Rivas Jr, a lo largo de un
sonido que rememora su primera conexión jazzística a través de la radio en
Puerto Rico, así como cuando se mudó a Estados Unidos en los 1970 contratado
por Mongo Santiago y poco a poco aprendió de la salsa en Nueva York, donde
residió
“Llegó un momento que tenía que tomar una decisión, si
venía a Puerto Rico, si me quedaba en Nueva York y entré en ser el megáfono de
esa historia común. Mucha gente salía en ese momento a buscar el sueño de
bienestar. Me di cuenta que conocía a la comunidad venezolana, la panameña, de
Centroamérica, colombianos, etcétera, y el denominador común era que iban
buscando ese sueño y terminaban peor que en su propio país. Ahí empezaban los
lamentos y de eso se nutre mucho lo que son los mensajes de esa época de la
salsa, del principio, que los mensajes eran más sociales, que hoy en día que la
salsa está alrededor del amor”, contó quien trabajó con Rubén Blades, Cheo
Feliciano, Héctor Lavoe, Celia Cruz, Johnny Pacheco y entre otros exponentes
que lo acercaron al bolero
Más
cerca documental y libro
Por Primera Vez es una reunión de estampas que el
público no conoce de Perico Ortiz, igual que el documental y el libro
autobiográfico que espera lanzar a mediados o finales del 2025
Otras obras y piezas que ilustran su carrera se
exhibirán en el Smithsonian Museum en Washington D.C. a partir del 2026 hasta
el 2028. Allí entregará su primera trompeta que cuenta con 65 años.
Quisiera sentirme viejo, pero no me siento viejo. Me levanto todos los días con muchos bríos para seguir haciendo cosas. Me apasiona lo que hago, me da mucha vida. El doctor me relaja y me dice: ‘Mira Luis, no tienes ni un solo ‘red flag’ en nada de tu laboratorio. Está perfecto, no hay problema, nos vemos de aquí a un año, pero acuérdate que te vas a morir’.
Con seis décadas en la música y más de cinco
representando el movimiento tropical, ha visto cómo géneros han llegado y de
repente tambaleado la posición de la salsa. Esos géneros, asegura, han
desaparecido o ya encontraron su propio sitial.
En el caso de la salsa, no desaparece “algo que se
construyó desde África, que es la Madre Tierra. Después vino a Cuba. Cuba nos
dejó inspiración de toda esa música para nosotros cobijarla en esta sombrilla.
Por eso es que se le llama salsa, porque ahí está lo que es la nueva percepción
de lo que fue el guaguancó, el mambo, el danzón, el bolero”.
En tiempos en que la salsa toma importante espacio en
producciones urbanas recientes, como Debí tomar más fotos de Bad Bunny y Cosa
Nuestra de Rauw Alejandro, Perico Ortiz se reitera: “en la parte social, me
siento muy honrado siendo pionero de los iconos importantes del movimiento en
1970. Porque, por ejemplo, Bad Bunny es un muchacho que fue a mi concierto a
principios del año pasado, que se llamó Tocando y contando historias. Ahí
estuvo con su equipo de gente. Y cuando llegó el momento del intermedio, se le
ofreció que si ya quería retirarse para que la gente no lo molestara o lo que
sea, él dijo ‘no, yo quiero quedarme’. La gran mayoría de todos estos muchachos
han crecido escuchándonos. Los otros días me hicieron un comentario sobre que
la salsa está muriendo. Yo digo: No, yo me estoy muriendo. La salsa no. Eso es
eterno”.
“Una cosa que fue tan bien construida, con una
filosofía tan y tan violenta social, no puede dejar de existir”, estableció.
Por ALEXANDRA ACOSTA VILANOVA/El Vocero
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