Del papa Francisco a las Fuerzas Armadas: no se dejen seducir por las armas, defiendan la vida siempre
CIUDAD DEL VATICANO (9 Febrero 2025).- Francisco presidió en la plaza de San Pedro la misa jubilar por los cuerpos militares y de seguridad, destacando su valor en la «lucha contra la criminalidad y las diversas formas de violencia», en la «salvaguarda de la creación» y en la «promoción de la paz»: no cultiven «el espíritu de guerra» sino estén del «lado de la legalidad», el «bien puede vencer a pesar de todo.
«A ustedes se les confía una gran misión, que abarca múltiples dimensiones de la vida social y política: la defensa de nuestros países, el compromiso por la seguridad, la custodia de la legalidad y la justicia, la presencia en las penitenciarías, la lucha contra la criminalidad y las diferentes formas de violencia». Lo subrayó el Papa a los miembros de las Fuerzas Armadas, de Policía y de Seguridad en su homilía durante la Misa Jubilar a ellos dedicada, presidida hoy, 9 de febrero, en una Plaza de San Pedro abarrotada por 25.000 fieles, iluminada a ratos por el sol y en la que destacaban los diferentes colores de los uniformes de varios cuerpos armados, con representantes de un centenar de países.
La liturgia fue celebrada por el cardenal Robert Prevost, Prefecto del Dicasterio para los Obispos, con monseñor Santo Marcianò, Ordinario Militar para Italia, y el arzobispo de Vilna, Gintaras Grušas, Presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), junto con más de trescientos concelebrantes, entre cardenales, obispos y sacerdotes.
Estar vigilantes para no ser seducidos por el mal
En la homilía, pronunciada sólo en parte debido a la dificultad para respirar y cuya lectura fue luego confiada al maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, el arzobispo Diego Ravelli, el Papa recuerda, en particular, a quienes están comprometidos en casos de « catástrofes naturales, por el cuidado de la creación, por el rescate de las vidas en el mar, por los más frágiles, por la promoción de la paz», y luego exhorta a todos a no perder de vista la finalidad de sus acciones, que es “promover”, “salvar” y “defender siempre la vida”, a no dejarse seducir por las tentaciones del mal y a dar testimonio del amor de Dios.
Les pido, por favor, que vigilen. Vigilen contra la tentación de cultivar un espíritu de guerra; vigilen para no ser seducidos por el mito de la fuerza y el ruido de las armas; vigilen para no contaminarse nunca por el veneno de la propaganda del odio, que divide el mundo en amigos a los que defender y enemigos a los que combatir. Sean, en cambio, testigos valientes del amor de Dios Padre, que quiere que seamos todos hermanos. Y, juntos, caminemos para construir una nueva época de paz, de justicia y de fraternidad.
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