Las fundaciones comunitarias existente en diferentes sectores de la zona norte de la capital y otras comunidades representan una importante labor en beneficio de las comunidades y de las organizaciones que la conforman, su carácter social fruto del esfuerzo y compromiso de las organizaciones han jugado un papel clave de fortalecimiento del tejido social y mejora del entorno ambiental.
Es por eso, que es de gran preocupación la reciente propuesta del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) de obligar a las fundaciones que recogen los desechos sólidos en los barrios de la zona norte a constituirse como empresas.
Dicha propuesta por parte del ADN representa una amenaza
significativa para el tejido social de nuestra comunidad.
Esta medida podría despojar a las fundaciones de su
esencia social, afectando directamente a aquellas que trabajan incansablemente
en los barrios marginados de la zona norte, creando las condiciones para que
grandes empresas se aprovechen del fruto que han construido las comunidades y
sus organizaciones.
Las fundaciones han sido pilares fundamentales en la
mejora de la calidad de vida en comunidades vulnerables. Un ejemplo destacado
es la Fundación de Saneamiento Ambiental Comunitario (FUNSACO) la cual tiene
como rol sanear y mejorar el medio ambiente en los sectores de Gualey, Simón
Bolívar, Las Cañitas y 24 de Abril en la que participan diferentes
organizaciones de bases comunitarias, como son juntas de vecinos, iglesias,
escuelas, ligas deportivas, ONG’s, clubes barriales y otras entidades sociales,
desde su surgimiento ha recolectado miles de toneladas de residuos sólidos de
las orillas del Río Ozama, previniendo emisiones nocivas y protegiendo la salud
pública, acompañado de charlas y orientaciones sobre el manejo adecuados de los
desechos sólidos.
Estas organizaciones abordan problemáticas que, en
muchas ocasiones, las entidades gubernamentales no logran atender de manera
efectiva. Su labor en áreas como educación, salud, medio ambiente y desarrollo
comunitario es invaluable para el progreso y bienestar de sectores
desfavorecidos.
Forzar a las fundaciones a transformarse en empresas
conlleva múltiples consecuencias negativas en la que se puede destacar la
pérdida de enfoque Social, al convertirse en empresa, las fundaciones podrían
desviar su misión principal, dejando de lado su compromiso con el servicio
comunitario.
Pero también muchas fundaciones operan con recursos
limitados y personal voluntariado. La obligación de funcionar como empresas
podría llevar a la desaparición de programas esenciales para las comunidades
marginadas.
En definitiva, la propuesta del ADN de obligar a las
fundaciones a constituirse en empresas es contraproducente y perjudicial para
el desarrollo social de las comunidades. Es imperativo que las autoridades reconozcan
y valoren el trabajo invaluable de estas organizaciones, facilitando su labor y
sobre todo creando las condiciones que garanticen el fortalecimiento de esos
espacios que ha sido construido desde las mismas comunidades.
Por PABLO VICENTE
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