Récord de condenas a muerte en 2024 con mil 518 denuncia Amnistía Internacional
CIUDAD DEL VATICANO (8 Abril 2025).- El año pasado se registraron al menos mil 518 ejecuciones, la cifra más alta desde 2015. Irán, Irak y Arabia Saudita fueron responsables del 91% de las ejecuciones. La pena de muerte utilizada como herramienta de represión contra manifestantes y grupos étnicos.
Mil 518: ésta es la enorme y dramática cifra de personas
condenadas a muerte en todo el mundo en 2024, según el informe habitual de
Amnistía Internacional. Una cifra que por un lado es la más alta desde 2015,
por otro lado pone de relieve cómo el número de Estados que han ejecutado
condenas a muerte es el más bajo jamás registrado.
Dónde
se concentra el mayor número de condenas
Una tímida esperanza, esta última, que sin embargo
debe afrontar una realidad mucho más amplia y sangrienta, sobre todo en una
zona tan compleja como Oriente Medio. Según Amnistía Internacional, aquí se
concentra el mayor número de condenas a muerte. En particular, el informe
destaca que “Irán, Irak y Arabia Saudita fueron responsables del aumento
general de las ejecuciones conocidas”. En conjunto, estos tres países
registraron 1.380 ejecuciones. Irak casi cuadriplicó sus ejecuciones (de al
menos 16 a al menos 63), Arabia Saudita duplicó su total anual (de 172 a al
menos 345), mientras que Irán ejecutó a 119 personas más que en 2023 (de al
menos 853 a al menos 972), lo que representa el 64 por ciento de todas las
ejecuciones conocidas.
Estimaciones
aún parciales
Sin embargo, continúa Amnistía, “las cifras conocidas
no incluyen las miles de personas que se cree que han sido ejecutadas en China,
que sigue siendo el país con el mayor número de ejecuciones del mundo, así como
en Corea del Norte y Vietnam, donde se cree que la pena de muerte todavía se
aplica ampliamente”. Además, continúa el informe, las crisis actuales en
Palestina y Siria no permitieron a Amnistía confirmar cifras precisas. Los
temores de que estas cifras sean inferiores a la realidad se deben también al
caso de la República Democrática del Congo, donde el gobierno ha anunciado su intención
de reanudar las ejecuciones, y de Burkina Faso, donde las autoridades militares
han declarado su intención de reintroducir la pena de muerte para los delitos
comunes. En general, los cinco países con el mayor número de ejecuciones
registradas en 2024 fueron China, Irán, Arabia Saudita, Irak y Yemen.
El
riesgo de instrumentalización
A pesar de que el derecho internacional de los
derechos humanos exige que la pena de muerte se limite a los “delitos más
graves”, más del 40 por ciento de las ejecuciones en 2024 fueron por delitos
relacionados con las drogas, que están fuera del umbral establecido por los
estándares internacionales. De hecho, una tendencia bastante peligrosa
—observada también en el informe— es la instrumentalización de la pena de muerte
como pretexto para mejorar la seguridad pública o sembrar miedo entre la
población. En un mundo cada vez más caracterizado por la necesidad de
“seguridad” e “independencia”, Amnistía Internacional citó a Estados Unidos,
donde “las ejecuciones han aumentado constantemente desde el final de la
pandemia de Covid-19, con 25 personas ejecutadas, en comparación con 24 en
2023” y “el recién elegido presidente Donald Trump ha pedido repetidamente la
pena de muerte contra “violadores violentos, asesinos y monstruos””.
Sólo
15 países ejecutaron sentencias de muerte
Pero entre muchas sombras, hay una luz cada vez más
brillante: en 2024, solo 15 estados ejecutaron sentencias de muerte, la cifra
más baja jamás registrada. El frente abolicionista crece: 113 países han eliminado
completamente la pena de muerte y un total de 145 ya no la aplican, ni en la
ley ni en la práctica. Zimbabwe marcó un punto de inflexión histórico al abolir
la pena de muerte para los delitos comunes, mientras que Malasia redujo la
población condenada a muerte en más de mil gracias a reformas de gran alcance.
En Japón, Hakamada Iwao ha sido absuelto después de casi cincuenta años en el
corredor de la muerte. Y en 2025, en Alabama, a Rocky Myers le conmutaron la
pena de muerte por cadena perpetua. Señales claras de que el cambio es posible,
como se vio en la ONU, donde, por primera vez, más de dos tercios de los
Estados miembros votaron a favor de la resolución a favor de una moratoria
mundial sobre la pena de muerte. No es casualidad que este signo de esperanza
llegara el pasado 17 de diciembre, en vísperas del Jubileo, el año de la
esperanza.
Por WILLIAM GA
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