Sabastian Sawe y Tigst Assefa se imponen en un maratón de Londres sin récords

MADRID (27 Abril 2025).- Si el speaker no lo voceó, debería haberlo hecho al anunciar su llegada al Mall, pronunciar un mayestático, “todos en pie, llega un campeón”, cuando el gran Eliud Kipchoge, 40 años, parche de glucosa en el brazo izquierdo, giró en la curva del palacio de Buckingham. 

El keniano no llegaba el primero, como casi siempre, llegaba el sexto, más de tres minutos después del ganador, pero llegaba, sonriente como siempre, y borraba en su ocaso el dolor del abandono en el maratón olímpico de París. Cruzó la meta y, una forma hermosa de pasar el testigo, la llama del maratón, a sus herederos, abrazó a Jacob Kiplimo, de 24 años, que tampoco había ganado, aunque se le esperaba, y después al ganador, su compatriota Sabastian Sawe, que tiene ya 30 años pero la frescura de un novato. El de Londres, una mañana quizás demasiado calurosa, 18 grados y tanto sol extrañamente a orillas del Támesis, radiante primavera, es solo el segundo maratón en competición de Sawe, también su segunda victoria, y también por debajo de las dos horas y tres minutos (2h 2m 27s), 19 semanas después de su debut impresionante en Valencia, donde ganó con 2h 2m 5s, la quinta mejor marca de la historia.

No hubo réco horas en Londres, como deseaba el corazón de quienes, aún optimistas, creen que el progreso es una bienaventuranza. Hubo ritmos prudentes. Media maratón en 61m 30s (hombres) y 66m 40s, mujeres. 2h 2m y 2h 15m en el horizonte final. Tanto en hombres como en mujeres -y la etíope Tigst Assefa (2h 15m 50s) se tomó la revancha de París, la curva ante los Inválidos, y Sifan Hassan cer y derrotándola al sprint-, la maratón londinense no fue una contrarreloj, unas liebres y un solista en lucha contra el tiempo, como cuando Kipchoge, solo en su mundo hacía avanzar el récord a grandes pasos, siendo el primero en descender bajo las dos horas dos minutos ya hace siete años. Fue una carrera pura y dura. Las liebres se borraron, quizás acaloradas, camino de la media maratón, en la cuesta del puente pintoresco de la Torre, y quedaron solos, uno contra otro, los campeones.
Assefa celebra de rodillas su victoria.

Assefa fue plusmarquista mundial con un tiempo que se creía inconcebible en su momento (2h 11m 53s, hace año y medio) hasta que la meteórica Ruth Chepngetich dejara al mundo con la boca abierta con sus 2h 9m 56s, en octubre pasado en Chicago. En Londres pretendía, al salir, simplemente batir el récord de la prueba, las 2h 15m 25s de Paula Radcliffe, y, pese a la deserción de las atletas que le marcaban el paso, protegían de la brisa y le proporcionaban compañía y rebufo, mantuvo el ritmo de 2h 14, kilómetros a 3m 10s, hasta el kilómetro 30. Después, bastante tuvo con ganar. Fue una carrera de desgaste, no de ataques ni cambios de ritmo. Hassan dijo adiós en el puente. Resistió el ritmo de Assefa, sufriendo, la keniana Joyciline Jepkosgei. Lo hizo hasta las dos horas de carrera justas. Kilómetro 38. Callejeo por el Londres más turístico. Algunas cuestas y la luz en el parque de Saint James, la victoria. Jepkosgei llegó, segunda, casi tres minutos más tarde (2h 18m 44s), y casi la alcanza la olímpica Hassan (2h 19m). 


Por CARLOS ARRIBAS/El País 

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