El cónclave dará inicio mañana, en un momento especialmente significativo, ya que nos encontramos en el mes de mayo, tradicionalmente dedicado a María Santísima, Madre de Dios y de la Iglesia.
Esta providencial coincidencia nos anima a confiar con mayor fervor en su intercesión maternal durante este tiempo de profundo discernimiento.
Desde ya, encomendamos al futuro Sucesor de Pedro a su
amparo y protección, como ella acompañó con amor y fidelidad a los Apóstoles en
los orígenes de la Iglesia. Que María, Madre de la unidad y modelo de fe, guíe
con ternura y sabiduría a los cardenales, para que, iluminados por el Espíritu
Santo, elijan al Pastor que conduzca al pueblo de Dios con humildad, entrega y
firmeza evangélica.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
Por MONSEÑOR
RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO
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