En Estados Unidos, Donald Trump intenta aplacar la furia de sus seguidores ordenando publicar algunos documentos sobre el caso Epstein
WASHINGTON (18 Julio 2025).- El caso Epstein se ha convertido en una pesadilla para Donald Trump y su Gobierno. La peor crisis desde la vuelta al poder. Después de que el trumpismo haya alimentado durante un lustro todas las teorías de la conspiración sobre la muerte del financiero pederasta en 2019, y sobre una posible lista secreta de clientes poderosos extorsionados por haber mantenido relaciones con menores, las tornas se han vuelto contra el presidente, después de que haya tildado todas las especulaciones como tonterías y fantasías y haya reprochado una y otra vez a sus más fieles que crean en ellas y se revuelvan contra su liderazgo.
La semana pasada, el Departamento de Justicia y el FBI
intentaron zanjar la cuestión de una vez por todas, diciendo que no había
listas secretas de clientes, ni pruebas de que Epstein chantajeara a nadie. Que
su muerte fue un suicidio y no hay ninguna prueba de lo contrario y las
especulaciones sólo hacían daño a las víctimas. Pero eso, claro, sólo ha
servido para alimentar todavía más teorías sobre el poder del "estado
profundo". Y el presidente, nervioso y queriendo dar carpetazo porque esto
le hace daño político, puede conducir a una sangría de votos, y porque cuando
más se hable de su relación pasada con Epstein, más apoyos pierde, no da con la
tecla.
En la última semana se ha quejado en media docena de
veces de que le pregunten por esta cuestión y ha dicho que solo sirve para
intentar empañar sus éxitos. Y ha exigido que sus seguidores dejen en paz a la
fiscal general, el equivalente a una ministra de Justicia, que se ha convertido
en el chivo expiatorio, ya que todos los ideólogos del mundo MAGA y de las
conspiraciones piden su cabeza por "encubrimiento".
Para intentar aplacar esta ira, sofocar la rebelión en
marcha, el presidente ha dado cuatro pasos este jueves. El primero, anunciar a
través de su portavoz que no nombrará a un fiscal especial para que se haga
cargo del caso, algo habitual cuando se trata de asuntos muy grandes. No quiere
más investigaciones.
El segundo, ordenar a Bondi que a cambio haga públicos
algunos documentos. "Debido a la ridícula publicidad que se le ha dado a
Jeffrey Epstein, le he pedido a la Fiscal General que presente todos los
testimonios pertinentes ante el Gran Jurado, sujeto a la aprobación del
Tribunal. ¡Esta ESTAFA, perpetuada por los demócratas, debe terminar ya!",
ha escrito en su red social.
Esos papeles son algo menor en el universo que sigue
el caso. No relacionados directamente con la investigación sobre sus amigos, fiestas
y clientes, ni fotos ni vídeos, sino parte del proceso del Gran Jurado, el
mecanismo que usa la Justicia norteamericana en algunos casos para decidir si
hay base suficiente para procesar a un sospechoso. Cuando las Fiscalías están
en esa tierra de nadie, pueden convocar un Gran Jurado, un panel parecido al
que toma las decisiones en un juicio, que escucha los argumentos de la
acusación y testigos.
"Presidente Trump, estamos listos para acudir
mañana al tribunal para que se hagan públicas las transcripciones del gran
jurado", ha respondido rápido la fiscal general. El resultado, sin
embargo, es una incógnita porque no dependa de ella. El secreto de las
transcripciones del gran jurado está altamente restringido para proteger a
testigos y víctimas, así que no hay ninguna garantía de que las cortes lo
permitan. Lo que dispararía aún más elucubraciones, alimentadas cada día por
Elon Musk en su red social y los principales podcasters y youtubers del mundo
conservador.
Esa información, controlada y en el mejor de los casos
parcialmente censurada, no bastaría en ningún caso para satisfacer las
exigencias de los creyentes más radicales, ya que este año decenas de agentes
del FBI y fiscales de la división de seguridad nacional del Departamento de
Justicia fueron reubicados para revisarmiles de documentos y vídeos del caso
Epstein, incluyendo las grabaciones de las cámaras de la prisión. Hay
muchísimos papeles y la propia Bondi, en una entrevista que ahora la persigue,
dijo hace unas semanas que la supuesta "lista de clientes" del
pederasta estaba en su mesa, y la estaban analizando nombre a nombre. Todo eso
es lo que piden millones de personas ahora.
La publicación de algunos papeles, como la presión
sobre el presidente de la Reserva Federal de esta semana, podrían servir sin
embargo para cambiar un poco la narrativa pública, ya que todos los medios de
comunicación, favorables y críticos, está abordando inevitablemente el caso las
24 horas del día.
La tercera decisión, precisamente en esa línea, es el
anuncio de que va a denunciar y a pedir millones de dólares a su amigo Rupert
Murdoch, un viejo aliado que la semana pasada viajó en el Air Force 1 con él.
La razón, un artículo publicado ayer por The Wall Street Journal, el principal
diario económico del país. En él, se ahonda en la relación entre Epstein y
Trump, que eran amigos, vecinos en Florida y compañeros esporádicos en fiestas.
Según esa información, el hoy presidente envió una carta a Epstein por su 50
cumpleaños como parte de un regalo sorpresa coordinado por la mano derecha del
financiero, Ghislaine Maxwell, que ahora cumple condena por ayudarle en su
trama de tráfico de personas.
Esa carta, dice el diario neoyorkino, "es
obscena, como otras del álbum. Contiene varias líneas de texto mecanografiado
enmarcadas por la silueta de una mujer desnuda, que parece dibujada a mano con
un rotulador grueso. Un par de pequeños arcos marcan los pechos de la mujer, y
la firma del futuro presidente es un garabato 'Donald' debajo de su cintura,
imitando el vello púbico. La carta concluye: 'Feliz cumpleaños, y que cada día sea
otro maravilloso secreto'".
El artículo ha sido la noticia del día en Washington,
protagonista en las tertulias de televisión, lo que ha desquiciado al
presidente, gran consumidor de las mismas. "El Wall Street Journal y,
personalmente, Rupert Murdoch fueron advertidos directamente por el presidente
Donald J. Trump de que la supuesta carta que publicaron a Epstein era FALSA y
que si la publicaban, serían demandados. El Sr. Murdoch afirmó que se encargaría
del asunto, pero, obviamente, no tenía la autoridad para hacerlo. La directora
del Wall Street Journal, Emma Tucker, fue informada directamente por Karoline
Leavitt y por el presidente Trump de que la carta era FALSA, pero Emma Tucker
no quiso oír eso. A pesar de ello, están siguiendo una historia falsa,
maliciosa y difamatoria. El presidente Trump demandará pronto al Wall Street
Journal, a NewsCorp y al Sr. Murdoch. La prensa debe aprender a ser veraz y a
no depender de fuentes que probablemente ni siquiera existen", ha escrito
en un mensaje en su red.
"El Wall Street Journal publicó una carta FALSA,
supuestamente dirigida a Epstein. No son mis palabras, no es mi forma de
hablar. Además, no hago dibujos. Le dije a Rupert Murdoch que era una estafa,
que no publicara esta historia falsa. Pero lo hizo, y ahora voy a demandarlo a
él y a su periódico de mala muerte", ha insistido horas después, todavía
enfadado.
El cuarto y último movimiento del día ha sido intentar
movilizar a todos los congresistas republicanos para que votaran en contra de
una resolución para exigir la publicación de todos los documentos en la reunión
del Comité de Reglas de la Cámara de Representantes. La medida, una resolución
no vinculante, no ha sido programada para votación, pero no está claro si los
republicanos podrán esquivarla. Los integrantes conservadores del Comité, uno
de los más relevantes, tuvieron que torcer la mano ante la presión de los
Demócratas, que amenazaban con multiplicar las votaciones sobre cada papel de
Epstein, lo que habría forzado a los diputados conservadores a posicionarse una
y otra vez, algo muy delicado ya que sus votantes están reclamando
transparencia sobre el caso y que se publiquen todos los documentos existentes.
Por PABLO R.
SUANZES/El Mundo.es
Corresponsal Washington
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