La situación en Haití continúa siendo caótica y profundamente preocupante.
La crisis sigue llegando a personas que viven en
condiciones precarias y sufren las consecuencias de la inestabilidad social,
económica y política.
Es fundamental que no dejemos de repetir que la
comunidad internacional debe actuar con urgencia y solidaridad, acudiendo en
auxilio de este pueblo.
Solo a través de un compromiso conjunto y coordinado
se podrá encontrar una solución duradera para sus hombres.
Haití necesita apoyo para reconstruir su futuro y
garantizar el bienestar y la dignidad de su población.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
Por MONSEÑOR
RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO
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