Sin duda, vivimos un cambio de época marcado por nuevas formas de vida, tecnologías y tendencias sociales que transforman profundamente nuestra manera de relacionarnos, comunicarnos y entender el mundo.
La velocidad con la que ocurren estos cambios a veces puede generar una sensación de desconcierto o incluso de pérdida.
Sin embargo, los valores fundamentales que dieron origen y fundamento a nuestra civilización, como la dignidad humana, la solidaridad, la justicia y la búsqueda del bien común, no pueden ni deben desaparecer.
Son precisamente esos valores los que nos permiten atravesar con sentido y responsabilidad los desafíos del presente.
En medio de la
transformación, se convierten en puntos de referencia estables que orientan
nuestras decisiones y acciones.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
Por MONSEÑOR
RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO
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