Cumbre Estados Unidos y Rusia: Gran decepción al acabar la reunión de Trump y Putin sin acuerdo de alto el fuego en Ucrania
NUEVA YORK (16 Agosto 2016).- La reunión de Anchorage (Alaska) entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso Vladímir Putin, marcada desde antes de empezar por la ausencia del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, giró en torno a lograr un alto el fuego Ucrania. Tras casi tres horas de encuentro, esa meta se hizo inalcanzable.
Tanto que Trump lanzó este sábado en su red social un mensaje en el que parece alejarse de Ucrania y de aliados europeos clave después de su encuentro con Putin. El presidente estadounidense adoptó una posición que alienta el líder ruso de buscar un amplio acuerdo de paz en lugar de un urgente alto el fuego, que es lo que dijo Trump que perseguía antes de la reunión de Anchorage. Esto se considera que da ventaja a Rusia, que podrá seguir bombardeando y ganando terreno.
A pesar del alarde y toda la parafernalia montada en torno a la cita de Alaska, el resultado fue pura frustración, reflejada en la cara de un Trump que, en un síntoma de su derrota, cerró su comparecencia junto a su invitado sin aceptar preguntas.
Las expectativas fueron al alza al ver que el encuentro se prolongaba y Trump había dicho que en un par de minutos ya habría visto por donde iban las cosas y si no estaban bien, se levantaría. Le llevó mucho más tiempo.
Nada de nada, mucho humo, un magnífico ejercicio de propaganda de Putin, que halagó al anfitrión con una de sus frases preferidas. “Si hubiese sido presidente Trump no habría habido guerra en Ucrania”, sostuvo.
“Hay muchos puntos en los que estamos de acuerdo, la mayoría de ellos, pero diría que hay un par de los más importantes que todavía no estamos ahí ”, reconoció, en alusión al alto el fuego o la paz, términos que evitó pronunciar en sus tres minutos escasos de intervención.
En su frustración, y tras recordar que Putin ya le negó la interferencia rusa a su favor, insistió en que “ha sido una reunión muy productiva, pero no hay acuerdo hasta que no hay acuerdo”, frase con la que recordó las sentencia del absurdo que dieron fama al jugador de beisbol Yogi Berra (“una cosa no ha acabado hasta que no ha acabado”). Entonces señaló que llamará a los socios de la OTAN, a varias personas y, por supuesto, a Zelenski.
Putin, que habló primero y más del doble que Trump, dio la impresión de sentirse mucho más gusto con esta ocasión de reiniciar las relaciones comerciales con Estados Unidos, su sueño, y dar la imagen de que no es un proscrito.
Según su versión, habían llegado a “un entendimiento” en Ucrania, sin especificar, y advirtió a Europa de “no torpedear el progreso naciente”.
Quedó la incertidumbre de cual será el próximo capítulo. “Hablaremos pronto y posiblemente nos volveremos a ver pronto”, afirmó Trump. “La próxima vez en Moscú”, replicó Putin.
Todo se desvaneció como un castillo de arena. Y eso que minutos antes de empezar hubo un cambio. Ya no era un mano a mano, sino tres por lado. Junto a Trump asistieron el secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial Steve Witkoff. Este cambio se vio como en EE.UU. como una afrenta para Putin, que consideraba que en el cara a cara tenía más poder de disuasión.
Para altos cargos estadounidenses, que Trump no estuviera solo fue un alivio, por el miedo a rendirse a las alabanzas de Putin, al que acompañaron en la negociación el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov y el asesor Yuri Ushakov. La barrera de protección no acabó de funcionar.
Putin viajó a territorio estadounidense a pesar de que la Corte Penal Internacional (CPI) dictó una orden de detención en el 2023 contra el dirigente ruso por crímenes de guerra. EE.UU. no forma parte del CPI y esas órdenes carecen de valor en su territorio. Y su actual gobierno es abiertamente hostil a ese tribunal.
En cambio, Trump rindió honores a su invitado y acudió a pie de avión a recibirlo en la pista del aeropuerto de la base militar Elmendorf-Richardson. Su aeronave aterrizó unos minutos antes de la del invitado (a las 10,50 hora local, 20,50 en España). Pasados unos minutos de las 11, los dos bajaron de sus respectivos aviones. Caminaron por la alfombra roja y Trump esperó, y aplaudió, a Putin. Se produjo el apretón de manos. Juntos posaron con el cartel “Alaska 2025”.
Al dictador ruso le preguntaron si estaba de acuerdo con el alto el fuego. Putín hizo un gesto de que no oía lo que le decían.
En un movimiento que sorprendió a muchos, los dos se subieron en el mismo vehículo. Putin tenía una amplia sonrisa. Los dos desaparecieron unos 10 minutos, en principio sin ni siquiera traductores, hasta que comparecieron con sus acompañantes en el escenario de su encuentro. Será una impresión efímera, pero en ese momento Putin se veía feliz y el anfitrión mantenía un expresión seria, como si intuyera lo que se le venía.
Por FRANCÉS PEIRÓN/La Vanguardia
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