«Id a la ciudad a predicar y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un jarro de agua»: Papa León XIV
CIUDAD DEL VATICANO (6 Agosto 2025).- En su audiencia general del miércoles, el Papa León reflexiona sobre la palabra «preparar» y cómo cada uno de nosotros está invitado a prepararse para la Eucaristía en los momentos cotidianos de la vida.
Durante su primera
audiencia general del miércoles de agosto, el Papa León XIV reflexionó sobre el
misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Para comenzar, invitó a
todos a meditar sobre la palabra «preparar», que «parece sencilla, pero
encierra un precioso secreto de la vida cristiana».
El amor no es un impulso repentino
En el Evangelio de
Marcos, en preparación para la Pascua, los doce apóstoles le hacen a Jesús una
pregunta muy práctica: «¿Dónde quieres que vayamos a preparar la Pascua?». El
Papa León señaló que ellos eran conscientes de que algo importante iba a
suceder y, a su vez, recibieron una respuesta muy simbólica de Jesús: «Id a la
ciudad y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un jarro de agua».
Un hombre con un
jarro, una habitación ya preparada y un anfitrión desconocido: todo está
preparado de antemano. Jesús ya lo había dispuesto todo para sus discípulos.
Esto nos muestra, explicó el Papa, que el amor verdadero «no es fruto del azar,
sino de una elección consciente». El amor exige preparación. La decisión de
Jesús de soportar su pasión es un ejemplo de esta elección de amar libremente.
El Papa León subrayó
que esto debería ser una fuente de consuelo para nosotros: «saber que el don de
su vida proviene de una intención consciente, no de un impulso repentino».
Dios ha preparado un lugar para nosotros
Siguiendo con el
simbolismo del pasaje del Evangelio, la habitación que ya ha sido preparada
revela el hecho de que Dios nos allana el camino. Antes de que «nos demos
cuenta de que necesitamos ser acogidos, el Señor ya ha preparado un espacio
para nosotros donde podemos reconocernos y sentirnos sus amigos».
Cada uno de nosotros
puede encontrar en nuestro corazón ese espacio creado especialmente para cada
persona, que simplemente espera ser visto, llenado y amado.
Aunque Jesús ya había
dispuesto todo para la Pascua en el Evangelio, pidió a los apóstoles que
hicieran su parte. Esto, argumentó el Papa, nos enseña una lección esencial
para nuestra vida espiritual: «la gracia no elimina nuestra libertad, sino que
la despierta».
Los preparativos no son lo mismo que las ilusiones
El Papa León recordó
a los peregrinos en la Plaza de San Pedro que nosotros también tenemos «una
cena que preparar». Más allá de la liturgia, la Eucaristía tiene un lugar en
nuestra vida cotidiana. Y debemos dejar espacio para experimentar todo como una
acción de gracias.
Para ello, el Papa
instó a todos a eliminar de sus vidas aquello que les impide avanzar. Pero
también advirtió contra la confusión entre los preparativos y las ilusiones, o
contra la creencia de que estar preparados significa estar engañados. Las
ilusiones distraen, mientras que los preparativos nos guían. Jesús nos dio un
ejemplo de ello cuando preparó «una cena de comunión» para sus discípulos a lo
largo de su ministerio, incluso cuando ellos no lo entendían y uno de ellos
planeaba traicionarlo.
Nosotros también
estamos llamados a «preparar la Pascua». Como recordó el Papa León a todos los
presentes en la plaza, esto no solo significa prepararse para la misa, sino
también para los momentos de nuestra vida cotidiana. Esto puede significar
estar dispuestos a dar el primer paso, a escuchar más o a dejar de esperar a
que los demás cambien.
Y cuando decidimos
aceptar el llamado de Dios para prepararnos para la comunión con Él, no
estaremos solos, subrayó el Papa. «Descubriremos que estamos rodeados de signos,
encuentros y palabras que nos guían hacia esa sala, espaciosa y ya preparada,
en la que se celebra sin cesar el misterio de un amor infinito, que nos
sostiene y siempre nos precede».
Por KIELCE GUSSIE/Vatican News
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