“Las consecuencias de la ira, son mayores y más perjudiciales que las causas que la produjeron”.
Marcos Aurelio.
Corren los días, y como protagonistas de nuestras vidas,
actuamos en diversos escenarios, unos gratos y placenteros, otros desagradables
y dolorosos, que dejan estigmas que
solo con el paso del tiempo aprendemos a convivir y
compartir espacios con ellos.
Entre el desamparo de muchos que a duras penas
subsisten y la opulencia de tantos que perciben que sólo para sí, el mundo existe, y, que sólo en su entorno,
la existencia es posible, así corren los días.
Entre los que dicen ser amigos, pero guardan rencores
y odios soterrados, a la espera de la mejor oportunidad para ponerlos de
manifiesto, y aquellos que demuestran que son amigos sin andamiajes, de forma
sincera espontánea y de corazón abierto. Así corren los días.
Entre los que se levantan inspirados en los designios
de su ego, y la maledicencia de sus corazones enardecidos, culpando a los demás
de la animadversión, enconos y desatinos que les ahoga, así corren los días.
Otros en cambio, damos gracias a Dios, por la vida,
por su gran amor y su inmensa misericordia, y pasos y luchas diarias las
encomendamos a él, porque en las manos sin dudas ni temor está la victoria y
todo cuanto esperamos.
“La mejor almohada, es una conciencia tranquila”.
Voltaire.
Con Dios siempre, a sus pies.
Por LEONARDO
CABRERA
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