«Si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados». Mahatma Gandhi
Hemos escogido y seguimos escogiendo malos presidentes... y hasta repetimos algunos, golpe tras golpe.
Se abre el telón...
Paolo Pasolini supo como empujamos nuestras sociedades dentro de ese drenaje de recursos y festival de permisividades hacia la oclocracia, el gobierno de la muchedumbre o de la plebe, cuando expresó con cierto dejo derrotista: "Pienso que es necesario educar a las nuevas generaciones en el valor de la derrota. En no ser un trepador social y no pasar sobre el cuerpo de los otros para llegar el primero. Ante este mundo de ganadores vulgares, de prevaricadores falsos, entre todos los neuróticos del éxito, del figurar, del llegar a ser/tener, ante esta antropología del ganador, de lejos prefiero al que pierde". Un tipo de carcinización social... entendamos que la carcinización es un proceso evolutivo convergente en el que distintos grupos de crustáceos, a lo largo de millones de años, han evolucionado de manera independiente hacia la forma de cangrejo. Y así vamos, como el cangrejo, caminado hacia atrás: «La autoridad de un populacho corrompido y tumultuoso, como el despotismo del tropel». (J. Mackintosh)
El clavo cumple su misión gracias al martillo que lo golpea. Pero hay otros golpes de martillo ciertamente dolorosos...
Cuando las cosas no salen bien esto podría relacionarse como un martillazo. Los humanos somos muy proclives a hacer cosas que sabemos podrían salir muy mal... pero avanzamos hasta que el martillo ejecuta para lo que está hecho: golpear.
Tormentos como las deudas impagables podrían, en muchos casos, prevenirse. Sin embargo, nos endeudamos sabiendo que un martillo espera: "En los últimos cinco años (período 2020-2024), la República Dominicana ha pagado aproximadamente 16,852 millones de dólares solo por concepto de intereses de la deuda pública. Estos pagos reflejan el peso significativo de la deuda en las finanzas nacionales, ejerciendo presión sobre el espacio fiscal del país". (Suárez/Acento)
La economista Mariana Mazzucato lo expuso muy claramente: "Es un crimen pagar más a deuda pública, destinando más recursos presupuestarios al pago de intereses
por encima de los fondos asignados a salud, educación, infraestructura e innovación. No es posible progresar en una economía donde la gente no tenga salud ni educación".
También plantea aplicar un enfoque más riguroso a las alianzas entre los sectores público y privado, analizando si son parasitarias, mutualistas o simbióticas, porque a veces el sector privado quiere incentivos “para hacer nada”.
Las exenciones fiscales en la República Dominicana representan un gasto tributario estimado en unos RD$243 mil millones al año (y ha mostrado una tendencia creciente en los últimos años), lo que afecta significativamente el presupuesto nacional que opera en condición de déficit: un presupuesto deficitario fruto, sumado al pago de intereses sobre la deuda pública, del gasto tributario que se tiene. Este último se incrementó un 52.1% en cinco años, lo cual ilustra la magnitud del aumento en el período reciente. Hasta el momento, no se ha anunciado un plan oficial para revisar o reducir las exenciones vigentes.
Actualmente vivimos en un orden que prioriza: "economía→sociedad→planeta", y no ponderamos la secuencia más apremiante: "planeta→sociedad→economía". Estamos destruyendo nuestros hábitats teniendo demasiadas evidencias concretas de ello. Seguimos argumentando que todo lo "negativo" solo es percepción, que vamos avanzando en crecimiento y progreso integral. Como la sutil pero efectiva retórica con que se ha logrado aglutinar tantos adeptos alrededor de la promesa: "Sufre ahora, sé sumiso y obediente, teme al dios que te imponemos, y a cambio tendrás un hermoso y primaveral paraíso cuando mueras y resucites a otra vida".
La clave para encontrar el éxito de semejante propuesta, desde luego, no hay que buscarla en la dulzura fantasiosa de tales palabras, sino en la ingenuidad y ligereza del creyente en dioses, demonios, espíritus y fantasmas. El derrumbe del entramado de los sentidos, según Arendt, conduce a la pérdida de la capacidad de actuar en concierto, donde reside el poder, resultando en una desintegración de la acción política colectiva y responsable.
«No seas víctima del idealismo excesivo y creas que decir la verdad te acercará a las personas. La gente ama y recompensa a quienes pueden adormecerlos con ilusiones. Desde la antigüedad, la gente solo ha castigado a quienes dicen la verdad... Si quieres quedarte con la gente, comparte sus delirios. La verdad la dicen los que quieren irse...» (Nietzsche) Tampoco intentes enseñarles a tener criterio para ser libres, autónomos, inalienables, descontaminados de odio y fanatismo.
Así leemos en las plataformas digitales: "El pensar es una acción natural del ser humano pero discernir y tener criterio es una virtud de pocos. El voto te hace sentir libre pero sigues encadenado a un sistema que no cuestionas. Cambia el rostro del amo pero no las cadenas. Te hacen creer que eliges, cuando solo eliges quién te da órdenes. El verdadero hombre libre no delega su poder: lo ejerce sobre sí mismo. Gobierna tus decisiones o alguien más lo hará por ti". Pero es como intentar labrar en la mar...
Agregamos: "Mientras los imperios caían y los pueblos celebraban su “liberación”, un linaje permanecía intacto. Nombres que se repiten en la sombra: Rothschild, Rockefeller, Dupont, Morgan, Windsor, Warburg... apellidos que no gobiernan países, gobiernan sistemas. Sus manos diseñaron bancos, corporaciones, guerras y rescates. Financiaron ambos bandos de cada conflicto y cuando la sangre se secaba, cobraban con intereses. Su riqueza no es material: es estructural. Poseen las instituciones, los medios, las farmacéuticas, los fondos que compran gobiernos y dictan el precio de la vida humana. El poder real nunca se presentó a elecciones. Está en las juntas directivas, en las fundaciones “filantrópicas”, en las cumbres que deciden el destino de millones sin levantar un voto. Ellos no buscan, necesariamente, dinero: buscan continuidad. Porque quien controla la economía, controla la historia; y quien controla la historia, reescribe la verdad. La humanidad cambió de siglo, pero no de amos. Solo cambió la forma de la corona. Los medios no informan: programan. Los bancos no prestan: esclavizan. Los gobiernos no gobiernan: obedecen. Hollywood no entretiene: hipnotiza. Las perversiones no liberan: desvían... y el uno por ciento no solo acumula: ejecuta. Sí, llegará el día que será preciso desvainar una espada para afirmar que el pasto es verde". (G K Chesterton)
Como una traumática versión de "atrapados sin salida" tenemos claro quiénes son los grandes beneficiados en nuestras democracias y, de hecho, quiénes mueven los hilos del poder real dentro de la secuencia: Más gasto→más déficit→más deuda→más impuestos.
Estos martillazos no son exclusivos de la República Dominicana y se comparten en casi toda Latinoamérica y España. Veamos dos ejemplos:
En los últimos cinco años (2020-2024), España ha pagado una cantidad significativa en intereses de la deuda pública. En 2024, se estimó que el gasto ascendería a una cifra récord de 42.000 millones de euros. En 2023, la cifra superó los 31.000 millones de euros. Destinará este año por pago de intereses de la deuda cuatro veces más que a I+D, infraestructuras o seguridad. La carga de la deuda se elevará al 2,5% del PIB pero subirá los próximos hasta el 2,9% en 2029.
En México se estima que en el 2024 el costo financiero de la deuda pública ascendió a aproximadamente 3.4% del PIB. La estimación para 2025 indica que desembolsará 1.2 billones de pesos mexicanos solo en intereses, lo que equivale a 17 de cada 100 pesos que ingresan al gobierno federal. El costo financiero de la deuda ha crecido más rápido que la economía del país y, por lo tanto, más rápidamente que la recaudación de ingresos del Gobierno Federal.
América Latina ha pagado montos extraordinarios en intereses sobre la deuda pública en los últimos cinco años, con los pagos por ese concepto estimados en 117 mil millones de dólares solo en 2023. El elevado volumen de deuda pública no solo supone que nuestros países no pueden ni con toda su producción pagar todo lo que deben, sino que además conlleva que tienen que afrontar cada año un coste cada vez mayor por el pago de intereses. La situación económica continúa siendo preocupante. La combinación de varios factores como el encarecimiento de la vivienda, la creciente inflación de bienes esenciales, el estancamiento salarial y la incertidumbre laboral está generando una sensación de fragilidad que se percibe en prácticamente todos los sectores sociales.
Se cierra el telón.
La democracia es solo una forma educada de permitir que los esclavos elijan a sus amos. La gente no acaba de entender, como dijo Gilles Deleuze, que: "El poder requiere cuerpos tristes. El poder necesita tristeza porque puede dominarla. La alegría, por lo tanto, es resistencia, porque no se rinde. La alegría como potencia de vida, nos lleva a lugares donde la tristeza nunca nos llevaría". Entre las deudas, la inseguridad, el desempleo, los impuestos, la inflación, bajos salarios y pensiones, limitada cobertura médica, entre otros lastres, ¿son felices las mayorías?
Dé seguimiento a su serie deportiva favorita, asista a conciertos de su preferencia, no deje de ir a bares y balnearios, vacacione y ejercítese... el entretenimiento nos desconecta, pero no olvide que habrá facturas perturbadoras que llegarán, tarde o temprano, como el golpe de un martillo.
Sin pretender dar un discurso vitriólico, incendiario y de barricada, citamos a Thomas Hobbes para concluir: «El infierno es la verdad vista demasiado tarde».
Por AGUSTIN PEROZO BARINAS
Autor de los libros sociopolíticos «La Tríada II» y «Érase una vez un edén en El Caribe».


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