Papa León XIV en el Ángelus: El perdón es una fuerza más auténtica que la de las armas
CIUDAD DEL VATICANO (26 Diciembre 2025) En su alocución previa a la oración mariana en la fiesta de San Esteban, protomártir, el Pontífice reflexiona sobre el martirio como un "nacer a la luz" y exhorta a los fieles a no pasar indiferentes ante la historia, afrontando las incertidumbres del mundo actual con la tenacidad de la fraternidad y el cuidado del prójimo.
“El cristiano
no tiene enemigos, sino hermanos y hermanas, que siguen siéndolo incluso cuando
no se comprenden entre ellos”. Con esta contundencia se expresó el Papa León
XIV este viernes 26 de diciembre desde la ventana del Palacio Apostólico. Ante
una Plaza de San Pedro colmada de peregrinos, el Pontífice reflexionó sobre la
figura de san Esteban, protomártir, cuya fiesta se celebra hoy, día festivo en
Italia y en el Vaticano.
El
martirio como nacer al cielo
El Papa comenzó explicando que, para los primeros
cristianos, el martirio era el verdadero nacimiento. “El martirio es un nacer
al cielo: en efecto, una mirada de fe, incluso en la muerte, ya no advierte
sólo oscuridad”, afirmó. Al referirse al testimonio de Esteban, León XIV
destacó que su rostro "parecía el de un ángel" porque no pasó
indiferente por la historia, sino que decidió "afrontarla con amor".
“Venimos al mundo sin decidirlo, pero luego pasamos
por muchas experiencias en las que se nos pide cada vez más conscientemente
‘venir a la luz’, elegir la luz”, subrayó el Santo Padre, vinculando la entrega
de Esteban con el misterio del nacimiento de Jesús.
La “belleza rechazada” de la paz
Durante su alocución, el Pontífice se refirió a las
dificultades que enfrentan quienes buscan la justicia en la actualidad.
Advirtió que la coherencia cristiana es una “belleza rechazada” por quienes
temen perder cuotas de poder.
“Quienes hoy creen en la paz y han elegido el camino
desarmado de Jesús y de los mártires, son a menudo ridiculizados, excluidos del
debate público y, no pocas veces, acusados de favorecer a adversarios y
enemigos”, denunció León XIV. Sin embargo, contrapuso a esta exclusión la
figura del perdón: “Esteban murió perdonando, como Jesús: por una fuerza más auténtica
que la de las armas”.
Una alegría que disipa el temor
El Papa insistió en que la esperanza cristiana no es
un sentimiento ingenuo, sino una fuerza que brota cuando se reconoce la
dignidad del prójimo. “Es una fuerza gratuita, presente en el corazón de todos,
que se reactiva y se comunica de manera irresistible cuando alguien comienza a
mirar a su prójimo de otra manera, a ofrecerle atención y reconocimiento”,
manifestó.
Al concluir, invocó la protección de la Virgen María
para que ella guíe a la Iglesia hacia una alegría que “disipa todo temor y toda
amenaza, así como la nieve se derrite al sol”.
SEBASTIÁN SANSÓN FERRARI/Vatican News


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