Papa León XIV: La Santa Sede trabaja «entre bastidores» en las negociaciones de paz para que las partes depongan las armas
CIUDAD DEL VATICANO (3 Diciembre 2025).- En el vuelo de regreso del Líbano a Roma, León XIV se reúne con los periodistas y habla del papel de la Santa Sede, que trabaja «entre bastidores» en las negociaciones de paz para que las partes depongan las armas. En cuanto a Ucrania, destaca la implicación de Europa y la importancia del posible papel de Italia. Responde a una pregunta sobre cómo reaccionó ante la elección en el cónclave y sobre su espiritualidad: entregar la vida a Dios y dejar que sea él «el jefe».
«En primer lugar, quiero dar las gracias a todos los
que han trabajado tanto. Me gustaría que transmitieran este mensaje también a
los demás periodistas, tanto en Turquía como en el Líbano, que han trabajado
para comunicar los importantes mensajes de este viaje. Todos ustedes también
merecen un fuerte aplauso por este viaje». Así saludó el Papa León XIV a los 81
periodistas presentes en el vuelo de regreso de Beirut a Roma y respondió a las
preguntas de algunos de ellos, hablando en inglés, italiano y español. El
viaje, Oriente Medio, la guerra en Ucrania, la presencia de Europa en las
negociaciones de paz, la situación de Venezuela... Estos fueron algunos de los
temas abordados por el Pontífice, que recibió como regalo de un corresponsal
libanés un cuadro pintado a mano en directo por televisión, en estos mismos
días, que lo retrata a él y a los lugares simbólicos visitados en el país de
los cedros.
Joe Farchakh (LBC International): Usted es un Papa
estadounidense que está liderando un proceso de paz. Mi pregunta es si
utilizará sus contactos con el presidente Donald Trump y con el primer ministro
Benjamin Netanyahu. En el avión dijo que el Vaticano es amigo de Israel.
¿Planteará la cuestión de detener la agresión de Israel contra el Líbano? ¿Es
posible una paz sostenible en la región?
En primer lugar, sí, creo que es posible una paz
sostenible. Creo que cuando hablamos de esperanza, cuando hablamos de paz,
cuando miramos hacia el futuro, lo hacemos porque es posible que la paz vuelva
a llegar a la región y llegue a su país, el Líbano. De hecho, ya he mantenido
algunas conversaciones con algunos de los líderes de los países que ha
mencionado y tengo la intención de seguir haciéndolo, personalmente o a través
de la Santa Sede, porque el hecho es que tenemos relaciones diplomáticas con la
mayoría de los países de la región y, sin duda, sería nuestro deseo seguir
elevando este llamamiento a la paz del que he hablado al final de la misa de
hoy.
Imad Atrach (Sky News Arabia): En su último discurso
había un claro mensaje a las autoridades libanesas para que negociaran.
Negociar, dialogar, construir. ¿Hará el Vaticano algo concreto en este sentido?
Anoche se reunió con un representante chiíta. Antes de su viaje, Hezbolá le
envió un mensaje, no sé si lo recibió, si lo leyó. ¿Qué nos puede decir al
respecto? Muchas gracias por visitar el Líbano, era un sueño para nosotros.
Un aspecto de este viaje que no fue el motivo principal, porque el viaje surgió pensando en cuestiones ecuménicas, con el tema de Nicea, el encuentro con los patriarcas católicos y ortodoxos y la búsqueda de la unidad en la Iglesia. Pero, de hecho, durante este viaje también tuve encuentros personales con representantes de diferentes grupos que representan a autoridades políticas, personas o grupos que tienen algo que ver con los conflictos internos o incluso internacionales en la región. Nuestro trabajo no es principalmente algo público que declaramos en las calles, sino que se desarrolla un poco entre bastidores. Es algo que ya hemos hecho y seguiremos haciendo para convencer a las partes de que dejen las armas, la violencia, y se sienten juntas a la mesa del diálogo. Buscar respuestas y soluciones que no sean violentas, pero que puedan ser más eficaces.
(El mensaje de Hezbolá)
Sí, lo he visto, evidentemente hay una propuesta por
parte de la Iglesia para que dejen las armas y busquemos el diálogo. Pero más
allá de esto, prefiero no hacer comentarios en este momento.
Cindy Wooden (CNS): Santo Padre, hace unos meses dijo
que hay mucho que aprender para ser Papa. Cuando llegó ayer a Harissa, con una
cálida bienvenida, tenía la expresión de alguien que dice: «¡Guau!». ¿Puede
decirnos qué está aprendiendo? ¿Qué es lo más difícil de aprender para ser
Papa? Y usted nunca nos ha dicho nada sobre lo que sintió en el cónclave cuando
quedó claro lo que estaba pasando. ¿Puede decirnos algo al respecto?
Bueno, mi primer comentario es que hace solo uno o dos
años yo también pensaba en jubilarme algún día. Evidentemente, usted ha
recibido este regalo, mientras que algunos de nosotros seguiremos trabajando
(una broma en referencia al hecho de que su colega se jubilará en diciembre,
n.d.e.). En cuanto al cónclave, creo firmemente en el secreto del cónclave,
aunque sé que ha habido entrevistas públicas en las que se han revelado algunas
cosas. El día antes de ser elegido, le dije a una periodista que me había
parado por la calle que había ido a comer con los agustinos. Y ella me
preguntó: «¡Se ha convertido en uno de los candidatos! ¿Qué opina al
respecto?». Y yo simplemente respondí: «Todo está en manos de Dios». Y lo creo
profundamente. Uno de ustedes, que es periodista alemán, me dijo aquí el otro
día: «Dígame un libro, además de San Agustín, que podamos leer para entender
quién es Prevost». Hay muchos, pero uno de ellos es un libro que se llama «La
práctica de la presencia de Dios». Es un libro muy sencillo, de alguien que ni
siquiera firma con su apellido, el hermano Lawrence, escrito hace muchos años.
Pero describe un tipo de oración y espiritualidad en la que uno simplemente
entrega su vida al Señor y permite que el Señor lo guíe. Si quieren saber algo
sobre mí, sobre lo que ha sido mi espiritualidad durante muchos años, en medio
de grandes desafíos, viviendo en Perú durante los años del terrorismo, siendo
llamado al servicio en lugares en los que nunca pensé que sería llamado a
servir. Confío en Dios y este mensaje es algo que comparto con todas las
personas. Entonces, ¿cómo fue? Me rendí cuando vi cómo iban las cosas y dije
que esto podría hacerse realidad. Respiré hondo y dije: aquí estamos, Señor, tú
eres el jefe, tú guías el camino.
No sé si dije «guau» anoche (en Harissa). En el
sentido de que mi rostro es muy expresivo, pero a menudo me divierte cómo los
periodistas interpretan mi rostro. Es interesante, a veces saco grandes ideas
de ustedes, porque creen que pueden leer mis pensamientos o mi rostro. No
siempre tienen razón. Estuve en el
Jubileo de los jóvenes, había más de un millón de jóvenes allí. Anoche había
una pequeña multitud. Para mí siempre es maravilloso. Pienso para mí mismo:
«Estas personas están aquí porque quieren ver al Papa», pero luego me digo:
«Están aquí porque quieren ver a Jesucristo» y quieren ver a un mensajero de
paz, especialmente en este caso. Por lo tanto, solo sentir su entusiasmo y
escuchar su respuesta a ese mensaje es impresionante. Solo espero no cansarme
nunca de apreciar todo lo que estos jóvenes están mostrando.
Gian Guido Vecchi (Corriere della Sera): Son horas de
gran tensión entre la OTAN y Rusia, se habla de guerra híbrida, perspectivas de
ciberataques y cosas por el estilo. ¿Ve usted el riesgo de una escalada, de un
conflicto llevado a cabo con nuevos medios como lo denunciado por los líderes
de la OTAN? Y, en este clima, ¿puede haber una negociación para una paz justa sin
Europa, que ha sido sistemáticamente excluida por la presidencia estadounidense
en estos meses?
Este es un tema evidentemente importante para la paz
en el mundo, pero la Santa Sede no participa directamente porque no somos
miembros de la OTAN, ni de todos los diálogos mantenidos hasta ahora. Aunque
muchas veces hemos pedido el alto el fuego, el diálogo y no la guerra. Y una
guerra con muchos aspectos, ahora incluso con el aumento de las armas, toda la
producción que hay, los ciberataques, la energía. Ahora que llega el invierno,
hay un problema grave allí. Es evidente que, por un lado, el presidente de los
Estados Unidos cree que puede promover un plan de paz que le gustaría llevar a
cabo y que, al menos en un primer momento, no cuenta con Europa. Sin embargo,
la presencia de Europa es importante y esa primera propuesta se modificó
también por lo que Europa estaba diciendo. Concretamente, creo que el papel de
Italia podría ser muy importante. Cultural e históricamente, Italia tiene la
capacidad de actuar como mediadora en un conflicto entre diferentes partes.
También Ucrania, Rusia, Estados Unidos... En este sentido, podría sugerir que
la Santa Sede fomente este tipo de mediación y que busquemos juntos una
solución que realmente pueda ofrecer paz, una paz justa, en este caso en
Ucrania.
Elisabetta Piqué (La Nación): Gracias, Santo Padre,
por este primer viaje internacional, ante todo. Después, bueno, la bandera del
Líbano tiene los mismos colores de la bandera del Perú. ¿Es una señal de, se va
a hacer este viaje a América Latina, teóricamente en la segunda mitad del año
próximo junto a Argentina y Uruguay que quedaron pendientes? No, fuera de
broma, queríamos preguntarle qué viajes está preparando para el año que viene
realmente. Y después, hablando de América Latina, está preocupando muchísimo,
hay muchísima tensión por lo que está pasando en Venezuela. Hay un ultimátum
del Presidente Trump a Maduro para que se vaya, para que deje el poder, y una
amenaza a derrocarlo con una operación militar. Queríamos preguntarle qué
piensa al respecto. Gracias.
En cuanto a los viajes, no hay nada seguro, espero
hacer un viaje a África. Posiblemente sea el próximo viaje.
¿A dónde?
África, África. Personalmente, espero ir a Argelia
para visitar los lugares de San Agustín, pero también para poder continuar el
diálogo, la construcción de puentes entre el mundo cristiano y el mundo
musulmán. Ya en el pasado, en otra ocasión, tuve la oportunidad de hablar sobre
este tema. Es interesante, la figura de San Agustín ayuda mucho como puente
porque en Argelia es muy respetado como hijo de la patria. Ese es uno. Luego,
hay algún otro país, pero estamos trabajando en ello. Evidentemente, me gustaría
mucho visitar América Latina, Argentina y Uruguay, que están esperando la
visita del Papa. Perú, creo que me recibirán, y si voy a Perú también muchos
países vecinos, pero el proyecto aún no está definido.
Sobre Venezuela, a nivel de la Conferencia Episcopal,
con el nuncio, estamos buscando maneras para calmar la situación, buscar sobre
todo el bien del pueblo porque, muchas veces, quien sufre en estas situaciones
es el pueblo, no son las autoridades. Las voces que vienen de Estados Unidos
cambian y con cierta frecuencia, a veces, hay que ver. Por un lado, parece que
ha habido una conversación por teléfono de los dos presidentes. De otro lado,
hay ese peligro, esa posibilidad de que haya alguna actividad, alguna
operación, incluso invadiendo territorio de Venezuela. Yo no sé más, yo de
nuevo creo que es, digamos, mejor buscar maneras de diálogo, quizás presión,
incluso presión económica, pero buscando otra manera para cambiar, si es lo que
decide hacer Estados Unidos.
Mikail Corre (La Croix): Gracias por este interesante
viaje. Usted ha dicho que hay que seguir tendiendo puentes entre mundos
diferentes. Me gustaría preguntarle: algunos católicos de Europa creen que el
Islam es una amenaza para la identidad cristiana de Occidente. ¿Tienen razón o
qué les diría usted?
Todas las conversaciones que he mantenido estos días,
tanto en Turquía como en el Líbano, incluidas las que he tenido con varios
musulmanes, se han centrado en el tema de la paz y el respeto por las personas
de diferentes religiones. Sé que no siempre ha sido así. Sé que en Europa hay
muchos miedos, pero la mayoría de las veces son generados por personas que
están en contra de la inmigración y que intentan mantener fuera a las personas
que pueden venir de otro país, de otra religión, de otra raza. Y en este
sentido, me gustaría decir que todos necesitamos trabajar juntos. Una de las
cosas positivas de este viaje es haber llamado la atención del mundo sobre la
posibilidad de que el diálogo y la amistad entre musulmanes y cristianos sean
posibles. Creo que una de las grandes lecciones que el Líbano puede enseñar al
mundo es precisamente mostrar una tierra en la que el islam y el cristianismo
están presentes y se respetan mutuamente, y en la que existe la posibilidad de
convivir y ser amigos. Las historias y los testimonios que hemos escuchado en
estos dos últimos días son de personas que se ayudan unas a otras. Cristianos y
musulmanes, ambos han visto destruidas sus aldeas, por ejemplo, y nos decían
que podemos estar juntos y trabajar juntos. Creo que esta es una lección
importante que debemos escuchar en Europa y Norteamérica. Quizás deberíamos
tener un poco menos de miedo y buscar formas de promover un diálogo auténtico y
el respeto.
Anna Giordano (Ard Radio): La Iglesia en el Líbano
también cuenta con el apoyo de la Iglesia en Alemania. Por ejemplo, hay algunas
agencias de ayuda alemanas activas en el Líbano. Desde este punto de vista, es
importante que la Iglesia en Alemania siga siendo una Iglesia fuerte. Como
seguramente sabe, hay un camino sinodal, Synodaler Weg, un proceso de cambio de
la Iglesia en Alemania, que está avanzando. ¿Cree que este proceso puede ser
una forma de fortalecer la Iglesia o es al contrario? ¿Y por qué?
El camino sinodal no es el único en Alemania, toda la
Iglesia ha celebrado un sínodo y la sinodalidad en los últimos años. Hay
grandes similitudes, pero también algunas diferencias marcadas entre cómo se ha
llevado a cabo el Synodaler Weg en Alemania y cómo podría continuar mejor en la
Iglesia Universal. Por un lado, me gustaría decir que hay espacio para el
respeto de la inculturación. El hecho de que en un lugar la sinodalidad se viva
de una manera y en otro se viva de otra manera no significa que tenga que haber
una ruptura o una fractura. Creo que es muy importante recordar esto. Al mismo
tiempo, me temo que muchos católicos en Alemania creen que ciertos aspectos del
camino sinodal celebrados hasta ahora en Alemania no representan sus esperanzas
para la Iglesia o su forma de vivir la Iglesia.
Por lo tanto, es necesario un mayor diálogo y escucha
dentro de la propia Alemania, para que ninguna voz quede excluida, para que la
voz de los más poderosos no silencie la voz de aquellos que pueden ser muy
numerosos, pero que no tienen un lugar donde hablar y ser escuchados. De este
modo, se garantizará que sus propias voces y expresiones de participación en la
Iglesia sean escuchadas.
Al mismo tiempo, como seguramente saben, el grupo de
obispos alemanes se ha reunido en los últimos años con un grupo de cardenales
de la Curia romana. También allí se está llevando a cabo un proceso para tratar
de garantizar que el Camino sinodal alemán no se aleje, por así decirlo, de lo
que debe considerarse un camino de la Iglesia universal. Estoy seguro de que
continuará. Creo que habrá algunos ajustes por ambas partes en Alemania, pero
espero sinceramente que las cosas se resuelvan de manera positiva.
Rita El-Mounayer (Sat-7 International): Somos cuatro
canales cristianos diferentes de radiodifusión en Oriente Medio y el norte de
África, dos en árabe, uno en farsi y otro en turco. En primer lugar, me
gustaría darle las gracias por dedicar su tiempo al pueblo libanés. Yo misma
soy hija de la guerra y sé lo que significa recibir un abrazo de Su Santidad,
una palmada en la espalda y que te digan que todo irá bien. Lo que me ha
impresionado es su lema «In Illo Uno Unum». Este lema habla de tender puentes
entre las diferentes confesiones cristianas, entre las religiones e incluso
entre vecinos, lo que a veces puede resultar un poco difícil. Desde su punto de
vista, ¿qué don único puede ofrecer la Iglesia en Oriente Medio —con todas sus
lágrimas, sus heridas, sus desafíos y su historia pasada— a la Iglesia en
Occidente y al mundo?
Me gustaría empezar diciendo que hoy en día las
personas han crecido en una sociedad muy individualista. Los jóvenes, que han
pasado mucho tiempo (ante el ordenador, n.d.e.) durante la pandemia del Covid y
que a menudo tienen relaciones personales muy aisladas, porque solo se
comunican a través de pantallas de ordenador o teléfonos inteligentes, a veces
se preguntan: «¿Por qué deberíamos querer ser uno? Yo soy un individuo y no me
interesan los demás». Y creo que aquí hay un mensaje muy importante que
transmitir a todas las personas: la unidad, la amistad, las relaciones humanas,
la comunión son extremadamente importantes y extremadamente valiosas. Si no por
otra cosa, por el ejemplo que usted ha citado de alguien que ha vivido la
guerra o ha sufrido y está sufriendo, lo que puede significar para él un
abrazo. Esa expresión muy humana, real y sana de cuidado personal para sanar el
corazón de otra persona. A nivel personal, esto puede convertirse en un nivel
comunitario que nos une a todos y nos ayuda a comprendernos y respetarnos
mutuamente, yendo mucho más allá del simple: «Tú mantente alejado, yo me quedo
aquí, tú quédate allí y no interactuemos». Significa, en cambio, construir
relaciones que enriquezcan a todas las personas. Con este mensaje, sin duda, mi
lema es gracias a Cristo «in Illo» es «en Cristo, que es uno, todos somos uno».
Pero no es solo para los cristianos. En realidad, es una invitación a todos
nosotros y a los demás a decir que cuanto más logremos promover la auténtica
unidad y comprensión, el respeto y las relaciones humanas de amistad y diálogo
en el mundo, mayor será la posibilidad de que dejemos a un lado las armas de la
guerra, que dejemos a un lado la desconfianza, el odio y la animosidad que tan
a menudo se han desarrollado, y que encontraremos la manera de unirnos y
promover la auténtica paz y justicia en todo el mundo. Buen viaje a todos y
gracias a todos.


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