Queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a la paz!: Mensaje de León XIV en Jornada Mundial de la Paz
CIUDAD DEL VATICANO (218 Diciembre 2025).- El mensaje del Pontífice con ocasión de la Jornada Mundial de la Paz 2026, reflexiona con las palabras de Jesús Resucitado: “La paz esté con todos ustedes”, exhortando a los compromisos del desarme del corazón, de la mente y de la vida. Además de los esfuerzos internacionales necesarios para alcanzar la paz en el mundo.
El mensaje para la
Jornada Mundial de la Paz del Papa León XIV, que es celebrada el 1 de enero del
2026, inicia recordando su saludo de inicio de pontificado que no es otro que
el de Jesús Resucitado: “La paz esté con todos ustedes: hacia una paz desarmada
y desarmante”.
«Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente»
TEXTO COMPLETO DEL MENSAJE
La paz de Cristo
resucitado
El Pontífice quiere recordar que “Cristo, nuestra paz”, aquel “que venció a la muerte y derribó el muro que separaba a los seres humanos (cf. Ef 2,14) es el Buen Pastor”.
“La paz tiene el aliento de lo eterno -dice el Papa-; mientras al mal se le grita ‘basta’, a la paz se le susurra ‘para siempre’. En este horizonte nos ha introducido el Resucitado”.
Y citando a San
Agustín, recuerda su llamado a las comunidades a la paz: «Tened la paz,
hermanos. Si queréis atraer a los demás hacia ella, sed los primeros en
poseerla y retenerla. Arda en vosotros lo que poseéis para encender a los
demás» (Sermón 357, 3).
Así exhorta el Papa a toda la humanidad a abrazar la paz: “Ya sea que tengamos el don de la fe, o que nos parezca que no lo tenemos, queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a la paz! Acojámosla y reconozcámosla, en vez de considerarla lejana e imposible. Antes de ser una meta, la paz es una presencia y un camino”.
Una paz desarmada
El Papa León XIV en su mensaje hace también referencia a la paz desarmada del Señor: “Envaina tu espada» (Jn 18,11; cf. Mt 26,52). Y reitera que "desarmada fue su lucha, dentro de circunstancias históricas, políticas y sociales precisas. Los cristianos, juntos, deben hacerse proféticamente testigos de esta novedad, recordando las tragedias de las que tantas veces se han hecho cómplices”.
“Cuando tratamos la paz como un ideal lejano, terminamos por no considerar escandaloso que se le niegue, e incluso que se haga la guerra para alcanzarla”
“No es casual -dice el Santo Padre- que los repetidos llamamientos a incrementar el gasto militar y las decisiones que esto conlleva sean presentados por muchos gobernantes con la justificación del peligro respecto a los otros”. Y denuncia el aumentó en gasto militares que ocurrió en el 2024 en el mundo: “aumentaron un 9,4% respecto al año anterior, confirmando la tendencia ininterrumpida desde hace diez años y alcanzando la cifra de 2.718 billones de dólares, es decir, el 2,5% del PIB mundial”.
El Papa además recuerda que hace 60 años, el Concilio Vaticano II se concluía con la conciencia de un diálogo urgente entre la Iglesia y el mundo contemporáneo: “Al reiterar el llamamiento de los Padres conciliares y estimando la vía del diálogo como la más eficaz a todos los niveles, constatamos cómo el ulterior avance tecnológico y la aplicación en ámbito militar de las inteligencias artificiales hayan radicalizado la tragedia de los conflictos armados”, dice.
Y denuncia “un proceso de desresponsabilización de los líderes políticos y militares, con motivo del creciente ‘delegar’ a las máquinas decisiones que afectan la vida y la muerte de personas humanas. Es una espiral destructiva, sin precedentes, del humanismo jurídico y filosófico sobre el cual se apoya y desde el que se protege cualquier civilización”.
Una paz desarmante
En la tercera parte del mensaje el Pontífice hace referencia la bonda de Dios haciéndose niño, en la Encarnación, que “se manifiesta en el pesebre de Belén”.
Y hace un llamado a
que “un servicio fundamental que las religiones deben prestar a la humanidad
que sufre es vigilar el creciente intento de transformar incluso los
pensamientos y las palabras en armas. Las grandes tradiciones espirituales, así
como el recto uso de la razón, nos llevan a ir más allá de los lazos de sangre
o étnicos, más allá de las fraternidades que sólo reconocen al que es semejante
y rechazan al que es diferente”.
“Quienes están
llamados a responsabilidades públicas -exhorta el Pontífice- en las sedes más
altas y cualificadas, procuren que se examine a fondo la manera de lograr que
las relaciones internacionales se ajusten en todo el mundo a un equilibrio más
humano, o sea a un equilibrio fundado en la confianza recíproca, la sinceridad
en los pactos y el cumplimiento de las condiciones acordadas”.
“Es el camino
desarmante de la diplomacia, de la mediación, del derecho internacional,
tristemente desmentido por las cada vez más frecuentes violaciones de acuerdos
alcanzados con gran esfuerzo, en un contexto que requeriría no la
deslegitimación, sino más bien el reforzamiento de las instituciones
supranacionales”
Invita el Papa además
a “motivar y sostener toda iniciativa espiritual, cultural y política que
mantenga viva la esperanza, contrarrestando la difusión de actitudes
fatalistas”.
Y concluye anhelando
que como fruto del Jubileo de la Esperanza que está finalizando, todos se
puedan redescubrir como “peregrinos y a comenzar en sí mismos ese desarme del
corazón, de la mente y de la vida al que Dios no tardará en responder
cumpliendo sus promesas”.
Por JOHAN PACHECO/Vatican News


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