EL HURACÁN IDAI DEJA UNA CATÁSTROFE SIN PRECEDENTE EN EL SUDESTE DE ÁFRICA


ÁFRICA (20 Marzo 2019).- Cientos de miles de personas del sur de África luchan por sobrevivir a los estragos del poderoso huracán Idai, que causó extensas inundaciones en tres países y dejó por lo menos 300 muertos por la crecida de las aguas, los aludes y la destrucción de casas, puentes y caminos, en lo que amenaza convertirse en una de las peores catástrofes climáticas en la historia en el hemisferio sur.

Los rescatistas seguían intentando acercarse ayer a los damnificados en las zonas remotas, cinco días después de la entrada del ciclón por Mozambique desde el océano Índico con velocidades de hasta 170 kilómetros (105 millas). Sus vecinos Zimbabwe y Malawi fueron también severamente afectados.

El presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, dijo que solo en su país la cifra de víctimas podría alcanzar las 1,000 personas. Los equipos de emergencias no confirmaron esos números, pero señalaron que se trata de las inundaciones más destructivas en la región en 20 años.

La ONU sostuvo en tanto que sería en una de las peores catástrofes por razones climáticas de la historia en el hemisferio sur.

"Esta es la peor crisis humanitaria en la historia reciente de Mozambique", dijo por su parte Jamie LeSueur, uno de los jefe de los equipos de respuesta de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Al menos 400,000 personas se quedaron sin hogar.

"La emergencia humanitaria se agrava hora por hora. Grandes cantidades de personas abarrotan los techos y los terrenos elevados en las afueras del puerto de Beira", explicó Herve Verhoosel, del Programa Mundial de Alimentos. Y añadió que dos ríos inundaron enormes extensiones y crearon océanos interiores que se extienden por millas.

La zona más afectada fue la ciudad portuaria de Beira, Mozambique, con 500,000 habitantes, donde miles de viviendas quedaron destrozadas, mientras que el principal hospital sufrió importantes daños. Las operaciones de rescate se concentraban en el aeropuerto, uno de los pocos lugares de la ciudad que tienen comunicaciones.

Las inmensas inundaciones del campo dejaron miles de damnificados en áreas remotas, rodeados de caminos destruidos, edificios arrasados y aldeas sumergidas a la espera del ansiado rescate. La gente se aferraba a los árboles y se amontonaba en los tejados mientras las aguas subían rápidamente.

El ciclón tocó tierra el jueves pasado cerca de Beira y avanzó tierra adentro durante el fin de semana. En su fase final, que tuvo lugar ayer, dejó fuertes lluvias. Imágenes satelitales sugieren que cerca de 1.7 millones de personas estaban en el camino del huracán en Mozambique y 920,000 en Malawi.

En la ciudad de Chimanimani, los hombres intentaban ayer, con la ayuda de palos, cruzar un río cuyo caudal corría furioso. En el barrio de Ngangu, uno de los más afectados, más de un centenar de casas fueron arrasadas por los vientos, las lluvias y las rocas desprendidas, mientras en la ruta cercana los autos y las piedras formaban un amasijo. Tres personas, dos de ellas alumnos, murieron en una escuela por el alud.

En medio de la noche "el agua se llevó mi casa, me engulló", relató Praise Chipore, una habitante de Chimanimani que sobrevivió milagrosamente al ciclón. Pero no tenía noticias de su hija, que dormía a su lado al momento de la tragedia.

Detrás de un camión militar, docenas de personas se alineaban pacientemente para la distribución de alimentos. Entre ellas, Tafadzwa Woyo, una mujer con el pelo envuelto en una tela azul y blanca. "Mi suegro murió en el derrumbe de su casa y todavía estamos buscando a uno de sus hijos, que se cree que está atrapado debajo de las rocas. Necesitamos ayuda", dijo tras el paso del ciclón, término que se aplica en el sudeste del océano Índico y sudoeste del Pacífico a fenómenos iguales a un huracán (mar Caribe y el Atlántico Norte) o tifón (Índico y en el mar del Japón).

La organización Amnistía Internacional pidió ayer a la comunidad internacional que se movilice ante llas consecuencias del cambio climático. "Ahora que los efectos del cambio climático se intensifican es posible que estas condiciones climáticas extremas se produzcan con más frecuencia", dijo Amnistía.




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