Danilo Medina sería la gran interrogante, puesto que como no ha gobernado de manera directa, no se sabe qué trato dispensaría a sus funcionarios en una potencial administración. De si pasaría por alto sus deslices o, por el contrario, los sancionaría con la destitución. Seguidores suyos fueron parte de los tres mandatos de Leonel Fernández, y se reconoce que hicieron poco ruidos. Se comenta de algunos que se desviaron, pero fue después de abandonar el grupo y por motivaciones propias. A Medina, por tanto, habría que observarlo, pues preguntarle no sería suficiente. No obstante, hay que recordar que desde el principio deseó ser candidato de todo el partido y no de una facción. Eso significaba que quería “los buenos“, pero no le importaba cargar con “los malos”. Tal vez no se sepa cuántos son “los buenos”, pero sí que “los malos” son decisivos. En esas condiciones nadie será discriminado en la tarima, ni será apeado cuando se encarame inconsultamente, pues se tiene previsto que los cimarrones se disimulen entre los mansos...
EL CAMBIO.- La apreciación de Kissinger estuvo muy de moda en los finales de los setenta y comienzos de los ochenta, y sirvió a los gobiernos perredeístas de entonces para justificar nombramientos en altos cargos de personas ajenas al partido. El PLD, por su parte, no fue sectario en el gobierno y en sus administraciones incluyó a terceros que después juraron lealtad al partido y asumieron su militancia. Aunque la inquietud se produce respecto a Danilo Medina y la selección de sus colaboradores. De si considerará “quemados”, a los fines de su gestión, a compañeros que han ocupado posiciones en los once años de gobierno y que de seguro completarán los doce. Que si la renovación que se creyó pertinente en diversas ocasiones, y que el presidente Fernández no juzgó oportuna, se producirá bajo un régimen encabezado por Medina. Los peledeístas, por mucho que se quejen, han probado el pastel del gobierno. El problema es que el reparto nunca ha sido equitativo, y no se quiere que en una nueva administración los privilegiados sean los mismos...
Por ORLANDO GIL/Fuente Listin Diario
El autor es periodista
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