El Real Madrid golea a cualquier hora

Cristiano celebra su tercer gol. (EFE)
MADRID.- Matiné de bananas de precisión de Di María y finalizaciones tierra-aire y tierra-tierra sobre un Osasuna que aguantó el tipo media hora larga y se desplomó con uno menos en la segunda mitad tras la expulsión de Satrustegui. A Osasuna le duró el plan Mendilibar lo que tardó Di María en calibrar su zurda en el arte de los centros.
A partir de ahí, un vendaval local con los defensas también siendo protagonistas en el festival de ataque coral y total. La siniestra de los prodigios de Di María cambió el guión de los goles con Cristiano y Pepe de cabeza y el escuadrazo soberbio de Higuaín que dejó el protestado gol rojillo en una anécdota.
A partir de ahí, rotura muscular de Di María, y cuatro goles más con los laterales Coentrao y Arbeloa, doblando y asistiendo perfectos en un festival de la alegría colectiva. Lo que se dice un ataque al asalto desde la defensa.
Turno de trabajo para Higuaín en su intercambio con Benzema en la matiné del Bernabéu para probar el mercado asiático televisivo. Le costó al Madrid sacudirse al pegajoso Osasuna de Medilibar al inicio, no como en sus últimas primeras partes donde ha bordado la precisión en el fútbol en alta velocidad. Antídoto Mendilibar: Orden, basculación, solidaridad en dos líneas guardando la casa de su portero y persecuciones entre líneas. Puñal y Nekounam en plan stajanovistas impidiendo esa circulación a toda mecha que espanta rivales como moscas. Ibrahima trataba de impedir la limpias salidas de Alonso, que siguió su recital de cambios de juego para soñar, mientras a Ozil, el otro gran pensador blanco, también se le perseguía en zona y tardó en desperezarse.
Así hasta que la zurda prodigiosa de Di María surtió goles y alegrías para la parroquia local. Revolucionario en bananas de precisión. El rosarino centra y Portugal remata. El Fideo trazó un circulo en la derecha para desde allí soltar roscas roscas al puro estilo Beckam. Ahora, a su función de agitador y ventilador del ataque, ha unido la del pasador y centrador de escándalo, porque ambos registros domina el dinámico extremo. Qué forma de destaparse como asistente en este curso: Ya lleva 11 regalos. En el primer gol blanco, rosca perfecta para la cabeza de Cristiano, más potente y decisivo que nadie en las zonas de remate y en el segundo, otra para Pepe, con el Madrid dolido por el precedente de un gol rojillo entremedías que merece capítulo aparte. El tercero se originó con una tic tac recibido de Özil que Higuaín, tras acomodarsela con un recorte, colocó en la escuadra.
El gol de pillos cocinado por Raúl García e Ibrahíma, entremedías de los dos primeros blancos, quedó al final en maquillaje pero irritó al Bernabéu y espabiló a los locales. Sucedió a la media hora cuando el público y el banquillo blanco protestaban la sordera del árbitro a la hora de dar entrada a Pepe. Los jugadores locales, en su propia guerra, protestaban una falta al borde del área pitado en contra. Una piña de 'colegiales' alrededor de Álvarez Izquierdo mientras Raúl García sacó rápido sobre Ibrahima, que no tuvo más que fusilar raso y cruzado a Casillas bajo un Bernabéu con sonido de viento, todo prostestas. Eso espoleó la furai, con Mourinho iracundo ordenando zafarrancho de combate y Di María a sus órdenes.

La segunda mitad arrancó con la lesión del protagonista de la primera, Di María, que forzó su fibra y musculautra al tratar de devolver un balón de taconazo que se escapaba por banda. Salió Benzema y el Madrid siguió entrando por bandas con Arbeloa y Coentrao doblando perfectamente a sus cuatro magníficos de ataque. Cristiano, ya a lo suyo, más pendiente en las zonas de remate y Benzema sin ser nunca referencia fija sino en movimiento perpetuo.
Osasuna cayó a plomo con el penalti de Satrustegui que ejecutó Cristiano. El Madrid ya no perdona nada y empezó su concierto de desdoblamientos y asociaciones que acaban en remates. Se amontonaron tres goles más en un plis plas, con Cristiano suspendido el el aire marcando su segundo de cabeza tras una soberbia incursión y centro medido de Arbeloa. Y otro más de Benzema tras un un precioso túnel por la izquierda de Coentrao que el francés remató a placer.

Por ANGEL GONZALEZ/El Mundo

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