EL VCIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI ofició
esta noche la tradicional Misa del Gallo en la que pidió a Dios que
"demuestre su poder" y arroje al fuego "las varas del opresor,
las túnicas llenas de sangre y la botas de los soldados" y haga que la paz
venza en este mundo, amenazado por la violencia.
En una noche lluviosa
y fría, el pontífice ofició la misa en la que la Iglesia desde la noche de los
tiempos conmemora el nacimiento de Jesús.
Benedicto XVI llegó al templo en la peana móvil que
ya utilizó los pasados meses para desplazarse por la larga basílica de San
Pedro para evitar esfuerzos físicos, siendo acogido con aplausos por los miles
de fieles que desde varias horas antes llenan el templo vaticano.
El rito comenzó con un momento de preparación, en
silencio y recogimiento, seguido de las calendas, el antiguo texto que anuncia
el nacimiento de Cristo, que ha sido cantado al principio de la misa, en latín,
por un cantor de la Capilla Sixtina.
Junto al altar mayor,
de la Confesión, fue colocada un Niño Jesús y una estatua de la Virgen de
Montserrat, que fue regalada por el expresidente de Brasil Joao Goulart a Pablo
VI con motivo de si elección como papa en 1963.
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