Button también tiene alas

MELBOURNE, Australia.- Melbourne es siempre tierra de oportunidades. Ocurre en el tenis, donde el Abierto de Australia suele dar el último empujón a raquetas que luchan por encontrar su sitio -Tsonga, Baghdatis, Fernando González,...- y consolidar otras en lo alto de la cima, como bien puede atestiguar Novak Djokovic. Algo que también sucede en la Fórmula 1, donde a Jenson Button, como a 'Nole', el suelo australiano le ha concedido su oportunidad. En Albert Park inició el camino hacia su única corona en 2009, bajo los colores de Brawn GP, y ahora, tres años más tarde, ha asestado el primer golpe al corazón de Red Bull.

Dominando la carrera de principio a fin para alcanzar su trío de ases en Australia. Sólo el empeño de Sebastian Vettel y la falta de fortuna de Lewis Hamilton con el coche de seguridad impidió el doblete de McLaren. Una fuerza con la que rediseñar un Mundial exprimido por el monopolio de Red Bull en el último curso. [Narración] | [Imágenes]

Bien conoce Fernando Alonso la gentileza de Melbourne. No tanto por sus victorias -sólo ganó en 2006- sino por sus sabrosas remontadas. La última, en este estreno del curso, donde el asturiano fue capaz de echar el lazo al encabritado 'F2012' para minimizar los daños colaterales de su amerizaje sobre la grava durante la clasificación del sábado. A falta de recursos mecánicos, al español le tocó tirar de manual y desplegar sobre el asfalto lo mejor de su recital tanto ofensivo como defensivo.

Foto: AfpUn aspecto de la competencia

Un variado menú que no pudo degustar desde el podio porque Ferrari, ahora mismo, no está para grandes banquetes. De primero, Alonso ofreció una salida colosal conde fraguó gran parte de su escalada final. Se aprovechó de la clásica ausencia de chispa de Mark Webber cuando se apaga el semáforo y de la inexperiencia de sus compañeros de parrilla como los Toro Rosso de Vergné y Ricciardo para recuperar el terreno perdido e iniciar su escalada desde la octava posición, a lomos de las gomas blandas. Las únicas que volvieron a dar buenas sensaciones en el cóctel ferrarista.

Con ellas logró deshacerse de Nico Rosberg y mantener a raya a Webber, mientras por delante los problemas técnicos dejaban KO a dos de las sorpresas del fin de semana: Romain Grosjean y Michael Schumacher. Y es que los Mercedes, que asomaban como amenazas en la zona alta, terminaron disipándose antes de lo esperado. Llegó a soñar con el podio desde un cuarto puesto más circunstancial que real, atisbando incluso el alerón de Vettel durante algunas vueltas, pero los neumáticos duros, los que parecían haber hecho las paces con Ferrari tras sus habituales desencuentros del pasado año, le devolvieron a la cruda realidad. En sus dos pasos por boxes (vuelta 14 y 35) se la jugó con ese calzado pero la fórmula no dio los frutos esperados.

Su batalla en las últimas vueltas con el remozado Williams de Pastor Maldonado por defender la quinta posición ilustra cuál es la situación de Ferrari. "Terminar entre los cinco primeros era uno de los objetivos pero aún tenemos mucho trabajo por delante". Fue el resumen de un Fernando Alonso que no respiró tranquilo hasta que en las últimas curvas el muro puso fin a la persecución incesante de Maldonado. Para entonces su compañero Felipe Massa ya estaba en el garaje después de toparse con Bruno Senna a 10 giros del final. Sensaciones agridulces por tener que presenciar desde la distancia cómo Button, Vettel y Hamilton, tres de los campeones del mundo de la parrilla, descorchaban las primeras botellas de champán del curso. El arranque de un campeonato en el que Kimi Raikkonen, en su particular 'rentrée', cazó sus primeros seis puntos y los Sauber -Kobayashi, sexto y Sergio Pérez, octavo- dieron un golpe sobre la mesa de la zona media.

Un estreno diferente con una nueva fuerza llamada McLaren. Más perfeccionada, calibrada y lista para la batalla que el año anterior. Una escudería que promete ser la némesis de Red Bull en un Mundial 2012 encaminado hacia un esperado cambio de colores. Sólo el arrebato de furia del campeón Vettel resquebrajó el sueño del doblete en la escudería británica, para decepción, sobre todo, de Lewis Hamilton, al que la irrupción del bicampeón alemán, con el coche de seguridad en pista en el tramo final de la carrera, le cogió por sorpresa. Pero a Jenson Button tampoco le importó demasiado. Volvía a lo más alto del podio y lograba discutir, por primera vez desde hace tiempo, el dominio de los hasta ahora intocables bólidos energéticos. Lo que sea por ver sonreír a su querida Jessica Michibata.


Por CARLOS GUISASOLA/El Mundo

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