IDLIB.- Al menos nueve
personas han muerto la mañana del lunes y más de un centenar han resultado
heridas en dos explosiones "terroristas" en la plaza Hananu y en la
calle Al Carlton, en la ciudad septentrional de Idlib, según informó la
televisión oficial de Siria. Entre las víctimas hay tanto civiles como miembros
de las fuerzas de seguridad del régimen, según la cadena oficial.
Los activistas de oposición
han elevado la cifra de víctimas. "Más de 20 personas, la mayoría de ellas
miembros de los cuerpos de seguridad, han muerto en dos explosiones en
Idlib", ha asegurado en un comunicado el Observatorio Sirio de Derechos
Humanos, una organización con base en Londres.
"Las bombas han explotado
cerca del cuartel general de inteligencia de la Fuerza Aérea y de la
sede de la inteligencia militar", ha dicho Rami Abdelrahman, director del
observatorio.
Nada detiene la violencia en
Siria. La presencia de observadores de Naciones Unidas desde hace unos días
sirve, según miembros de la resistencia y de la oposición, para disminuir la
virulencia de los ataques de las tropas leales a Bachar el Asad. Pero en la
inmensa mayoría de las ciudades y pueblos los observadores —se prevé que
lleguen a ser unos 300— no están presentes. O no lo están permanentemente.
Los rebeldes disparan
granadas contra la sede del banco central sirio
En la propia capital,
Damasco, y durante la madrugada de este lunes, los milicianos, calificados de
terroristas por el Gobierno, han lanzado granadas contra el edificio del banco
central y atacado una patrulla de la policía. Cuatro agentes resultaron
heridos. Vecinos de Damasco hablaban de que habían escuchado fuertes
explosiones durante la noche.
Estos sucesos tienen lugar un
día después de la llegada a Damasco del nuevo jefe de la misión de supervisión
de la ONU en
Siria (UNSMIS), el general noruego Robert Mood, para verificar el cumplimiento
del plan de paz promovido desde el 12 de abril por el secretario general de
Naciones Unidas, Kofi Annan, y que prevé la retirada de los carros de combate
de las ciudades, la liberación de los detenidos de forma arbitraria y el inicio
de un diálogo entre el Gobierno y la oposición, entre otros puntos.
Sobre el terreno hay ya
desplegados 15 observadores militares desarmados de la misión, y se espera que
durante el lunes llegue un grupo de treinta, de los trescientos que integrarán la UNSMIS.
Naciones Unidas calcula que
desde el inicio de la revuelta popular en marzo de 2011 las fuerzas de
seguridad del régimen han matado alrededor de 9.000 personas. El Gobierno
afirma que los insurrectos han matado a su vez a 2.600 policías y militares.
Aunque los rebeldes iniciaron
el alzamiento con protestas pacíficas que mantuvieron durante meses, poco a
poco han reforzado su capacidad militar, por mucho que se mantenga aún a años
luz del poder militar del ejército. De ahí que recurran a tácticas de guerrilla
y lancen ataques contra controles militares, eludiendo los enfrentamientos
directos. En las últimas semanas han comenzado a proliferar los ataques con
bombas en carreteras y al paso de vehículos militares.
Como empiezan a ser más
frecuentes los ataques con explosivos, a veces perpetrados por suicidas.
El
pasado viernes, un suicida mató a nueve personas, la mayoría oficiales de
seguridad, en un céntrico barrio de Damasco, el mismo día en que las
autoridades libanesas decomisaron el cargamento de un buque procedente de Libia
con destino a los rebeldes sirios. La nave transportaba lanzagranadas, fusiles
y munición.
El grupo islamista Frente Al Nursa se ha atribuido la
responsabilidad por ese ataque suicida del viernes. En meses pasados, similares
atentados se produjeron en otras ciudades sirias, sobre todo en Alepo.

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