CARACAS.- En la plaza Sucre de Petare, la mayor
barriada de Caracas, el protagonista es el gran ausente: Hugo Chávez, enfermo
de cáncer, sigue sin asistir a los actos de precampaña a casi cuatro meses de
los comicios, pero sus delfines y adeptos excluyen un candidato alternativo al
presidente.
Mientras, a 40 km de allí, el candidato
opositor, Henrique Capriles Radonski,
finalizó ayer un recorrido "casa por casa" en un empobrecido
sector de la población Catia la
Mar. Desde hace casi
cuatro meses, Capriles Radonski recorre el país escuchando los problemas de los
venezolanos, dejándose abrazar y besar por la muchedumbre que sale a recibirlo
y defendiendo que, a diferencia de Chávez, él está presente.
Pero en la plaza Sucre, donde
la voz de Chávez se escucha grabada cantando el himno nacional, el mandatario
es visiblemente la razón de ser del acto de precampaña que encabeza el
vicepresidente, Elías Jaua. Ante
centenares de militantes vestidos con el rojo del oficialismo, Jaua dicta los
lineamientos para los comicios del 7 de octubre y subraya que "el supremo
interés es la victoria de Chávez". Por ello, encomienda a cada uno de los
presentes asegurar el voto de diez personas.
La meta, dice, es lograr diez
millones de votos en las elecciones (casi el 60% del censo electoral) porque
Chávez necesita "la "hegemonía política" para consolidar su
revolución socialista en el país.
"Son muchas las cosas que tenemos que defender", que se han logrado
"gracias al empeño de Chávez. ¡Palante Comandante", lanza enérgicamente
Jaua, advirtiendo que una victoria de Capriles Radonski, según él, candidato de
la "derecha", acabaría con los beneficios sociales que el chavismo ha
brindado a los pobres.
Los miembros del gobierno, en el papel de
Chávez. Aunque poco dado a arengar al
público, el vicepresidente, así como otros miembros del gobierno, ha asumido en
los últimos meses el papel desempeñado habitualmente por el carismático
presidente. Como Chávez, ex teniente
coronel, Jaua utiliza un lenguaje militar. En el acto, instala el comando local
de la campaña Carabobo, el nombre que el mandatario decidió ponerle en alusión
a la batalla decisiva que en 1821 abrió la puerta a la independencia de
Venezuela. Pese a ser señalado como
potencial sucesor de Chávez, Jaua ha cerrado filas en torno al presidente
públicamente, así como el resto del gobierno o entre las filas de su formación,
el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Para sus seguidores, la
presencia física del presidente no es indispensable. "El comandante Chávez somos nosotros,
el pueblo. Él está entre nosotros", afirma Alicia Chacón, una ex funcionaria jubilada
que fue formada en Cuba como "luchadora social bolivariana". "Tengo una conciencia chavista, de
patria. Tenemos que trabajar para lograr los diez millones de votos.
Para que el socialismo se
adapte a todas las facetas de la vida", agrega Chacón con fervor. "Dios nos lo puso aquí y nos lo va a
mantener. Es el presidente de los pobres y no vamos a dejar que el otro se monte",
asegura por su parte Ransa Río, tras entregar al equipo de campaña una carta de
sus dos hijos en la que piden al presidente "una computadora".
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