La Reina viste de Bosco en Londres

LONDRES.- La reina Sofía apareció de amarillo en la Casa de España, eso sí, con falda roja. Bosco de pies a cabeza. Sonriente y con su andar regio, llegó a un espacio muy nuestro, en todo, inaugurado en Londres por las autoridades políticas y deportivas españolas, desde Federico Trillo, ahora embajador, hasta la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, o el ministro Ignacio Wert, que apuntó con riesgos el sentido de uno de los lugares de reunión de la caravana olímpica española: la nostalgia culinaria. Al poco de cerrar su discurso, el único junto al de Alejandro Blanco, el rojo jabugo difuminó el amarillo Bosco en la sala.

El uniforme de la Reina fue una manera de respaldar una de las decisiones que ha creado mayor controversia en los días previos al inicio de los Juegos. Se ha hablado más de colores y anagramas que de medallas o de millones. Los segundos tienen que ver con la decisión del COE. Todos sus miembros llevan las prendas de la firma con disciplina. Más allá de las miradas, nada. Antes de Pekín, el organismo pagaba, y bien, por las prendas de los deportistas a marcas españolas como John Smith; ahora cobra. En estos tiempos, es un argumento de peso, pero quizás el organismo podría haber marcado unas cotas en cuanto al diseño que le habrían ahorrado tanto desgaste y mofa. Son lecciones para el futuro.

Blanco agradeció a la Reina su gesto en mitad de la tormenta. Dijo que todos los deportistas están deseando participar en el desfile, incluido los futbolistas, a pesar de su aciago debut. El resultado, según Miguel Cardenal, asistente al acto, no ha hecho que se revisara su decisión de desfilar en la ceremonia de inauguración, desplazamiento incluido. El secretario de Estado para el Deporte asistió, asimismo, a la Casa de España, pero siempre que Wert toma la escena asume un calculado y prudencial segundo plano. Cardenal sabe cuál es su lugar.

Wert empezó en un perfecto inglés para dar las gracias a los anfitriones londinenses y demostrar su buen acento, se acordó de la comida española frente a una calle con restaurantes de todas las nacionalidades, y dijo que no hace pronósticos para no equivocarse. Lo suyo son los discursos, lo suyo es la escena.


Por ORFEO SUAREZ/El Mundo

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