San Cristóbal, insegura y desprotegida

El derrotero  que ha  tomado  la delincuencia y la violencia en nuestro  país  , se  torna  cada vez  mas  en  insólito e inadmisible,  pero  lógico,  hay  comunidades en que   esta situación  se refleja  con mayor  crudeza y menos  efectividad  en  su  enfrentamiento.  Y  San Cristóbal es uno  de sus  mejores  ejemplos.

Existe  un  temor  colectivo, y es  posible,  que  alguien  hasta de  su  sombra se espante, de tanto escuchar  las  denuncias de  robos, asaltos, atracos, y  asesinatos  que  a menudo  suceden   en esta  urbe y que  ha  convertido   los  hogares  de  cada uno  de  sus ciudadanos  en  prisiones  domiciliarias.

Pareciera  que   exageramos,  y no  es  así,  San Cristóbal,  ocupa uno  de los primeros  lugares  entre  las   principales   ciudades  del  país  en donde  la  inseguridad  y  la   desprotección  ciudadana  esta en sus  mas altos  niveles ,  puesto  que  la   delincuencia  y el narcotráfico  se  diluyen  como   agua  entre  los  dedos  de nuestras  autoridades.

Naturalmente, no es un  problema  sólo  policíaco,  ya  que  si  lo  enfocamos  desde  ese  punto  de  vista   ninguna  solución   tendríamos,  porque  argumentos  habría de sobra  para  justificar  su inoperancia  e incompetencia.

Aunque,  ciertamente no podemos  obviar  que la institución del  orden  carece de elementos   que  son vitales para su buen desempeño;  mayor logística, mas uniformados,  equipos, mejores  salarios, en  fin,  todo  aquello  de lo  tanto  se ha hablado  y  que ha  sido  tan difícil  que  se  concretice.

Tal  parece  que  existiera  una connivencia  ante  el delito,  solo  hay   que  ver,    con  que  facilidad  los  malhechores   son puestos  en  libertad  por  aquello  de  que no fueron  atrapados  en infraganti  delito   y  que las  pruebas  aportadas  en su contra no son  suficientes  evidencias  para  ser  procesados  y   condenados  por los  hechos  cometidos.
 
 En  tanto  esto ocurre, San Cristóbal sigue  a la deriva, su  curso  es incierto,  y  los  que  aquí  vivimos  estamos en el  deber de llamar y denunciar ante  las autoridades,  aun mas allá  del cansancio, que  este  es  un  pueblo  digno de mejor  suerte,   que  merecemos  vivir en paz  y  tranquilidad.

Quiera  DIOS , nos  hagan  caso antes  que  sea necesario  poner puertas  y  verjas de hierro  al  cuartel  policía l de  la décimo   séptima  compañía de aquí  y tal vez  contratar  una  compañía de  seguridad  privada  para  resguardar  el edificio,  ante el  desmedido  avance   de la delincuencia  en  todas sus manifestaciones.

Todavía  estamos  a tiempo.



Por LEONARDO CABRERA
El autor es periodista y locutor

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