Existe la voluntad política para que el Congreso apruebe la nueva Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas antes del próximo jueves 16 de agosto. El proyecto lleva dos años en estudio de la Comisión de Seguridad y Defensa del Senado, que le ha hecho modificaciones sustanciales, y que tiene listo ya su informe aprobatorio.
Esa comisión la preside el senador Carlos Castillo, de San José de Ocoa. La transformación de las Fuerzas Armadas será espectacular: El Ejército sólo tendrá 20 generales, y 10 las demás instituciones; el ministro podrá ser civil y los generalatos se escogerán de ternas o quinas que someta el Ejecutivo al Congreso.
Esas ternas o quinas (listas de tres o cinco) tienen que ser elaboradas a partir de un escalafón riguroso, y los generales que las integren, y no sean escogidos para los altos mandos, pasarán automáticamente al retiro.
Se quiere que el presidente Danilo Medina asuma el poder en posesión de un instrumento idóneo para transformar a las Fuerzas Armadas en un órgano funcional donde se respeten las jerarquías, se aplique un riguroso escalafón, se ascienda por méritos acumulados en el servicio y se despoliticen definitivamente los cuerpos armados.
Empezando porque de un plumazo –aplicado de forma literal, en un solo decreto– se pondrá fin a la hipertrofia que por décadas ha convertido a las Fuerzas Armadas en una pirámide invertida con más generales que tropas, con más tenientes que sargentos, con más sargentos que cabos y con más cabos que rasos.
¡Generales por pipá...!
El Ejército dominicano tiene ahora mismo más generales que la Armada de los Estados Unidos y más oficiales superiores que la Otan. La última vez que se pasó lista –y de eso hace ya mucho rato– íbamos por 181 generales, sin contar a los de la Policía , que eran cuarenta y pico. ¿En cuál Ejército del mundo se ve semejante cosa? Empezando porque la tendencia es ir reduciendo gradualmente los ejércitos hasta hacerlos desaparecer, experiencia que ya tienen varios países latinoamericanos: Costa Rica, Nicaragua, Haití...
Son incontables los generales dominicanos sentados en sus casas, sin ningún mando y sin obligaciones de ninguna naturaleza. Sus estrellas sólo brillan en ocasiones memorables, en celebraciones patrias o en la santa misa en el aniversario de sus instituciones.
Algunos de ellos –incluyendo a varios con mandos en la actualidad– sobresalen más por su volumen abdominal que por los méritos en el servicio, a pesar del riesgo que tendrían que asumir de verse precisados a volar el ligero Supertucano en una eventual situación de emergencia.
Porque los altos oficiales dominicanos, con muy contadas excepciones, no cuidan ni siquiera el aspecto físico, y eso de ejercicios y entrenamientos forma parte de su pasado más remoto en tiempos de la academia militar.
Danilo Medina, al asumir la Presidencia el próximo jueves, podría hallar en su mesa de trabajo una nueva ley orgánica de las Fuerzas Armadas que le obligaría a retirar a más de 130 generales de un tirón para terminar el embotellamiento provocado por unos vejestorios eternizados en los rangos y que se las ingenian para no quitarse el uniforme.
Listo para aprobarse
El proyecto que crea la nueva Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas será puesto en agenda en los próximos días y declarado de urgencia en ambas cámaras legislativas. Se considera que su aprobación congresional y posterior promulgación por el Ejecutivo es una decisión política tomada hace apenas unos cuantos días.
En ella se crea el Ministerio de Defensa y su titular no tendrá que ser necesariamente un militar en servicio activo, aunque se contempla un transitorio de dos años para que el ministro sea un general retirado que haga posible una transición sin trauma en una estructura tradicionalmente castrense y consecuentemente bastante complicada.
Crea, asimismo, el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, bajo la presidencia del Poder Ejecutivo, con capacidad y decisión deliberativa, compuesto por los titulares de los cuerpos armados, y que manejará lo relativo a las asignaciones presupuestarias, ascensos y retiros.
Actualmente el secretario de las Fuerzas Armadas es el teniente general Virgilio Pérez Féliz, meritorio oficial de carrera que se considera uno de los más capaces oficiales activos; el jefe del Ejército es el mayor general Pedro Antonio Cáceres Chestaro, que ha desarrollado una gran labor de saneamiento en esa institución; el jefe de la Marina es el vicealmirante Nicolás Cabrera Arias, otro militar de gran reconocimiento, y en la Fuerza Aérea está el general Delgado Valdez, con más de 30 años en el servicio activo.
No hay comentarios.: