Fallece Santiago Carrillo

MADRID.- Santiago Carrillo, histórico dirigente del Partido Comunista de España (PCE) y figura clave en la Transición, ha fallecido hoy en Madrid, según han confirmado fuentes familiares y de Izquierda Unida. El veterano político ha muerto en su domicilio a la edad de 97 años.

La familia de Carrillo está haciendo las gestiones necesarias para instalar la capilla ardiente en el Ateneo de Madrid, y cree que no se abrirá hasta este miércoles, por donde, a buen seguro, desfilarán personalidades políticas de la izquierda y de los últimos 40 años de la Historia de España. Por expreso deseo, será incinerado y se esparcirán sus cenizas en el mar Cantábrico, concretamente en la costa asturiana. La viuda, Carmen Menéndez, se encuentra "entera" y sumida en el dolor, según ha explicado a Efe su hijo Santiago.

'Ha sido lúcido hasta el último momento y se ha apagado sin enterarse'
Santiago, hijo mayor El ex dirigente del PCE había sufrido en la última semana un empeoramiento en su estado de salud, después de que en los últimos meses tuviera que ser ingresado en diversas ocasiones. Según ha relatado su hijo mayor, ha fallecido durante la siesta por una insuficiencia cardiaca. "Ha sido lúcido hasta el último momento y se ha apagado sin enterarse", ha dicho Santiago. Ya el pasado mes de julio estuvo varios días en observación en el hospital Gregorio Marañón de Madrid por un problema de riego sanguíneo.

Su hijo ha admitido que les gustaría que se le rindiera un homenaje a su padre en el Congreso de los Diputados, aunque esto no depende de la familia. También ha explicado que Carrillo se ha mantenido al tanto de la actualidad hasta el último momento, comentando episodios como la manifestación del sábado o la dimisión de Esperanza Aguirre.

   Fraga y Carrillo conversan en el Congreso en el 30 aniversario del 23-F

Su vitalidad inquebrantable le mantuvo en activo hasta el final pese a su edad y algunos problemas de salud, motivo de noticia en los últimos años. Desde su retirada de la política en 1991, ha tenido siete ingresos hospitalarios y tres intervenciones quirúrgicas que no le apartaron de su actividad social ni de su conocida pasión por el tabaco. Desde entonces, Carrillo ha estado centrado en nuevos libros, continuas apariciones públicas en conferencias y homenajes, tertulias radiofónicas y artículos periodísticos.

La figura de Carrillo encarna como ningún otro personaje los episodios clave de la Historia del siglo XX de España, desde las atrocidades y el sufrimiento de la Guerra Civil a la reconciliación de las 'dos Españas' en la Transición para asentar la democracia. Quizá el ejemplo más gráfico de este capítulo sea su buena relación como Manuel Fraga, fallecido recientemente.

De Paracuellos al exilio

Nació en Gijón en enero de 1915, hijo de un sindicalista. Luego se mudó a Madrid, donde, desde 1928, militó en las Juventudes Socialistas y fue secretario general de la organización unificada con las comunistas (JSU). En julio de 1936 se afilió al PCE y defendió la República en el Frente de Madrid.

 La peluca con la que entró de forma clandestina en el país en 1976.

Fue entonces cuando se produjo el episodio más negro de su carrera, ése que siempre le perseguiría. Como delegado de Orden Público y miembro de la Junta de Defensa de Madrid, tuvo la responsabilidad última sobre la matanza de Paracuellos -un gran número de militares sublevados presos fueron asesinados cuando eran trasladados a Valencia-.

Carrillo nunca se cansó de defender su inocencia, pero su argumento fue muchas veces rebatido: "Hubo una guerra, me tocó quedarme en Madrid cuando todos se marchaban. Se fue el Gobierno, pero dejaba en la cárcel a dos mil y pico militares sublevados (...) Hubo que trasladarlos sin que tuviéramos fuerzas de seguridad para protegerlos de las iras de la gente. Y en el camino, alguien atacó al convoy. Mi única responsabilidad fue no ser capaz de controlar las iras de personas que estaban viendo morir a sus hijos y sus esposas en una guerra".


Regreso clandestino y legalización del PCE

Exiliados de España durante 38 años por la dictadura franquista, Carrillo relevó en 1960 a Dolores Ibárruri al frente de la secretaría general y protagonizó un progresivo distanciamiento de la URSS.

El líder comunista regresó clandestinamente al país en febrero de 1976 burlando la seguridad con una peluca -mítica en el imaginario colectivo- para no ser reconocido. Un año después, el PCE fue legalizado en el llamado 'Sábado Santo Rojo' de 1977. Según el análisis del propio Carrillo, este hecho rompió en dos el bloque franquista, aisló a los "ultras" y creó las condiciones para la "ruptura pactada", que desembocó en la Constitución de 1978 y en amplios consensos como los Pactos de la Moncloa. Entre sus apuestas controvertidas entre la militancia comunista estuvo la aceptación de la monarquía pese a su clara militancia republicana. No obstante, era conocida su admiración por el Rey, con quien mantenía una excelente relación.

 El dirigente comunista interviene en el Congreso en 1977.

Fue diputado desde que lograra un escaño en las primeras elecciones democráticas. Reelegido para la legislatura de 1979, se encontró con el golpe de Estado del 23-F. Carrillo, el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y el vicepresidente Gutiérrez Mellado fueron los únicos que permanecieron firmes en su escaño, desobedeciendo las órdenes militares pese a los disparos de los golpistas.

Tras una grave crisis interna en el PCE, acentuada por la derrota en las generales de 1982, Carrillo presentó su dimisión como secretario general y en 1985 se separó definitivamente del partido. Creó un nuevo grupo político: Partido de los Trabajadores-Unidad Comunista, con el que acudió a las elecciones del 86. No obtuvo escaño. En 1991 firmó el ingreso de esa formación en el PSOE, pero él quedó fuera, dando por terminada su actividad política.

Desde entonces, cultivó la dialéctica en libros, conferencias y medios. Nunca se jubiló de la militancia: "Esto tiene que cambiar; los que ganan, ganan siempre y las víctimas, lo son siempre", decía entonces con 96 años de edad..

No hay comentarios.: