"Seve me decía siempre, cuando ya estaba enfermo, que al final ganar la Ryder Cup se trataba de meter cuatro 'putts'". El maestro, el mentor, el ídolo de carne y hueso que se fue demasiado pronto, no escapó ni un instante de la cabeza de José María Olazábal, el capitán europeo de la Ryder Cup más grande, la que se recordará, hasta nueva orden, como la de la gran remontada: 'The big comeback'.
Como si fuera tan fácil. Y para nada lo fue. Europa se negó a salir de Medinah con los pies por delante, a pesar de que los augurios tras la jornada del sábado eran los peores posibles. El equipo europeo necesitaba la victoria en ocho de los doce individuales para retener la Ryder , en territorio hostil y ante un equipo estadounidense tremendamente inspirado tras las dos primeras jornadas de competición. Pero el milagro se dio: quizás sea el momento de mirar hacia arriba. Fue lo primero que hizo Txema: "Esto va por ti, Severiano".
La historia de la Ryder desde el punto de vista del donostiarra es también la de una revancha personal cumplida. Fue la primera vez que Europa remonta 4 puntos de desventaja para un domingo de Ryder, y segunda ocasión tras la que protagonizó el conjunto estadounidense en la Ryder de 1999 en Brookline. Olazábal perdió allí, entonces como jugador, esa Ryder Cup en el hoyo 18. Trece años después, el golfista español devolvió la moneda.
Todo salió perfecto, como lo había diseñado Olazábal la noche del sábado colocando a su artillería en primera línea de fuego. Los cinco primeros partidos cayeron al casillero de Europa. McIlroy, Donald, Poulter, Rose y Lawrie asestaron un duro golpe con sus victorias. La ventaja estadounidense se había esfumado en unas horas, ante el asombro de los más de 60.000 espectadores arremolinados en Medinah.
Después, Sergio García, Lee Westwood, Kaymer y Molinari tenían en sus manos el éxito. Y ninguno falló, punto a punto hasta el medio final, el empate de Molinari ante Woods, que sirvió para reconquistar el trofeo, y no solo para retenerlo.
Seve aparte, las palabras de agradecimiento de los jugadores europeos se dirigieron hacia Olazabal. Primero, Sergio García: "José María ha hecho mucho por el golf", dijo, y recalcó que "ha sido un placer y un orgullo poder competir para él".
Se sumaba desde la vicecapitanía otro español, Miguel Ángel Jiménez: "Este magnífico capitán se merecía esta victoria. Estoy feliz, contentísimo, y me alegro un montón por mi gran amigo José María. Ha sido una semana muy especial y una experiencia que jamás olvidaré", dijo.
Quizás el mejor europeo en liza, el inglés Ian Poulter, siguió la misma via: "Todavía no me lo puedo creer. Mi capitán me escogió y tenía que jugar bien por él, se lo debía a Olazábal, y también a 'Seve'. José María nos dijo al principio de la semana que la Ryder Cup está hecha de recuerdos y sueños", confesó.
Por MARIO DIAZ/El Mundo
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