YEONGAM.- La cabeza del Mundial cambia de casco. En la primera parada del 'minimundial', Sebastian Vettel decidió golpear primero y tomar el mando de la situación. El tercer golpe consecutivo del alemán sobre un tablero que ahora maneja con seis puntos de ventaja sobre Fernando Alonso. Su Ferrari escapó ileso de la salida y escaló hasta el podio desde su cuarta plaza de la parrilla. Sin embargo, nada pudo hacer ante ninguno de los dos Red Bull. El segundo puesto de Mark Webber, que se despereza en este 'sprint' final, tampoco ayudó demasiado. El australiano será otro obstáculo más del español en su persecución de la corona.
"Ha sido un día bueno para el equipo", valoró en el podio el piloto español a pesar de perder la cabeza del Mundial. "Bueno para Massa y para mí. Hemos adelantado a McLaren en la clasificación de constructores, algo que no esperábamos. Nos movemos en la dirección correcta pero debemos dar un paso hacia delante para competir con Red Bull. Nos falta un poco de velocidad".
Alonso agudizó los sentidos y se mantuvo más alerta que de costumbre ante la perversa primera curva que abría la carrera. Había que salir de allí sano y salvo para evitar otro cero. Esa era la obsesión. Por eso no le importó entregó algo de terreno a Lewis Hamilton para después asaltar la tercera posición en la gran recta de Yeongam. Lo intentó también con Mark Webber, pero su amigo de Red Bull echó el candado a la segunda posición que defendía para entonces. La 'pole' sólo le duró unos segundos al australiano, ya que su 'jefe de filas', Sebastian Vettel, llamó a la puerta y no quiso interponerse en su camino hacia la cabeza del Mundial.
A partir de ahí, comenzó el monólogo de los Red Bull. Vettel rodaba cómodamente y le endosaba casi medio segundo por vuelta a Alonso. Daba igual gomas blandas que superblandas. El Ferrari nada podía hacer frente a los infatigables toros energéticos. Desbocados desde el primer instante. Ni siquiera pudo asomarse por los alrededores del alerón trasero de Webber. Su bólido rojo viajaba con monotonía por Corea, esperando que algún error por delante le permitiese escalar en el podio. Era la única forma de aumentar sus ganancias.
Tuvo que superar obstáculos sorpresa en la traicionera salida del 'pit lane', sobre todo el de Sergio Pérez tras su primera parada en la vuelta 16. Incluso vio cómo el otro Ferrari, el de Felipe Massa, llegaba con mucho más ritmo y se encaramaba a su alerón trasero. Envalentonado después de dejar por el camino a dos campeones del mundo: Lewis Hamilton y Kimi Raikkonen. Para evitar tentaciones, el equipo lanzó un mensaje de calma al brasileño por la radio. Fue la única amenaza a su noveno podio del curso. De gran importancia en lo psicológico para enterrar definitivamente los ecos del cero de Suzuka.
Alonso ya intuía nada más aterrizar en Yeongam que el liderato del Mundial podía caer en cualquier momento. Ahora mismo no le preocupa demasiado. Lo fundamental era regresar al podio y recuperar la autoestima antes de regresar a Maranello. Los Ferrari siguen estando por detrás de Red Bull en carrera pero no parece haber mayores amenazas. Una realidad sobre la que tendrán que trabajar en la Scuderia durante la próxima semana, antes de iniciar la penúltima gira del curso por la India y Abu Dhabi.
Fuente EL MUNDO
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