Cristina Kirchner pide al Papa su intermediación sobre las Malvinas


ROMA.- El nuevo Papa Francisco ha recibido a la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en la primera audiencia de su pontificado con un jefe de Estado. El encuentro, que ha durado unos 20 minutos, se ha llevado a cabo en la Casa de Santa Marta, donde se aloja aún el pontífice, ya que aún no ha tomado posesión de sus habitaciones en el palacio.

El Vaticano dijo que la recepción era "privada". Según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, se considera el encuentro como un "gesto de cortesía y afecto" hacia la jefa de Estado y al pueblo argentino, de donde procede el Papa.

La presidenta argentina ha explicado tras el encuentro que ha pedido al Papa que interceda para abrir un diálogo entre Reino Unido y Argentina sobre el tema de las Islas Malvinas. Fernández, que ha almorzado con el Pontífice, ha añadido que ha abordado "un tema muy sentido para los argentinos" y que ha solicitado "su intermediación para conseguir el diálogo en la cuestión de las Malvinas".

La presidenta argentina ha recordado los momentos duros como los vividos en 1978 con Chile, cuando había dictaduras en estos países, pero ahora -dijo- en el Reino Unido y Argentina hay gobiernos democráticos y "es necesario que se cumplan las más de 18 resoluciones de Naciones Unidas para sentarnos a dialogar". "Es imprescindible para que todos los países cumplan las resoluciones de Naciones Unidas y nuestra instancia al papa va en esta dirección", ha añadido la mandataria.

Fernández también ha explicado que ha visto al Papa "sereno, seguro y tranquilo, en paz", pero también "ocupado y preocupado por la inmensa tarea de conducir el Estado vaticano y el compromiso de cambiar las cosas que él sabe que tiene que cambiar y ya se han visto en sus gesto y actitudes diferentes y se verán en otras cosas que él decidirá".
Jorge Bergoglio, el primer papa argentino y latinoamericano, ha saludado a cada integrante de la comitiva argentina con un apretón de manos y a la mandataria con un beso, sin mayores formalidades, antes del almuerzo a solas.

Francisco y Fernández de Kirchner han mantenido un diálogo muy cordial, según han indicado fuentes vaticanas. La presidenta le regaló un equipo de mate de cuero, que contenía un mate de calabaza y plata y su bombilla, un termo para el agua y dos recipientes para la yerba mate y el azúcar, y una típica manta de abrigo argentina, de lana de vicuña.

A su vez, Bergoglio le ha entregado una mayólica de la Plaza de San Pedro y un libro, en el marco de un diálogo informal y distentido en el que la presidenta le preguntó: "¿Lo puedo tocar?". Y el Papa respondió acercándose y dándole un beso en la mejilla. "Nunca un Papa me había besado", respondió ella sorprendida y sonriente, según las imágenes que ha difundido la televisión.

Misa solemne de inauguración

El pontificado de Francisco, que llevará el lema 'Miserando atque eligendo' ('Lo miró con misericordia y lo eligió') en su escudo, además del emblema de la Compañía de Jesús sobre un sol radiante, será inaugurado oficialmente con una misa en la plaza de San Pedro este martes. Asistirá también la mandataria argentina, junto a alrededor de 150 jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, entre los que estará Mariano Rajoy y a quien acompañarán los Príncipes de Asturias.

Fernández de Kirchner, que ha viajado acompañada de 12 personas, se encuentra en Roma desde la tarde del domingo. La comitiva la forman, entre otros, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, el titular de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, y el diputado de la Unión Cívica Radical (UCR) opositora Ricardo Alfonsín; los presidentes de la Conferencia Episcopal, José María Arancedo, y de la Pastoral Social Argentina, Carlos Alberto Accaputo.

El papa pidió a los argentinos que en vez de viajar a Roma para asistir a su misa de inauguración, donen el dinero a una obra de caridad, por lo cual varios legisladores, políticos y empresarios desistieron de acompañar a Bergoglio en su investidura oficial.
Fernández de Kirchner recibió la elección de Bergoglio con una carta formal. Más tarde, en un acto público celebró el día histórico para Latinoamérica porque Francisco es el primer papa de la región y le deseó que "pueda lograr mayor grado de confraternidad entre los pueblos y las religiones".

Difícil relación

La relación de Bergoglio con Cristina y Néstor Kirchner fue compleja, con varios momentos de tensión por las críticas del arzobispo porteño y cardenal argentino a las políticas sociales y el estilo de gobierno de los peronistas.

Bergoglio cuestionó en una de sus homilías "el exhibicionismo y los anuncios estridentes de los gobernantes". En otras oportunidades también se manifestó en contra de los "internismos" y las "intolerancias", al tiempo que renovó su llamado a combatir la pobreza, la corrupción y los problemas sociales.

El entonces presidente Kirchner (2003-2007), fallecido en octubre de 2010, rompió la tradición que venía desde 1810 y decidió no asistir al 'tedeu'm que cada 25 de mayo se celebra en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires por la Revolución de Mayo. Desde entonces, Kirchner y luego su sucesora asistieron a los 'tedeums' del 25 de mayo en otros puntos del país. El dirigente peronista llegó a considerar a Bergoglio el "jefe espiritual de la oposición".

Primer encuentro desde 2010

La última audiencia en privado entre Fernández de Kirchner y Bergoglio tuvo lugar en 2010. En aquel momento, la cúpula de la Iglesia expresó su preocupación por un estado de "confrontación permanente" y le pidió al gobierno que haya "más consenso, diálogo y actitudes de grandeza", según informó en ese momento el portavoz del episcopado.

Antes, se habían distanciado durante la profunda crisis del gobierno con el sector agrícola en 2008, después de que el jesuita se reuniera con dirigentes rurales y respaldara sus reclamos.

Pero uno de los puntos más críticos de la relación fue el duro rechazo del cardenal al matrimonio entre personas del mismo sexo, impulsado por el kirchnerismo. "Aquí también está la envidia del Demonio", cuestionó en aquel momento Bergoglio, una postura que Fernández de Kirchner vinculó en aquel momento con los "tiempos medievales y la inquisición".

Además de Cristina Fernández de Kirchner ya se encuentran en Roma otros líderes americanos, como la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, o el presidente chileno, Sebastián Piñera.

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