El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu afirmó
que su nuevo gobierno está dispuesto a concretar un "compromiso
histórico" si Palestina vuelve a la mesa de negociaciones con buena
voluntad. Las conversaciones llevan 4 años frenadas.
"Extendemos nuestra mano de la paz a los
palestinos", dijo Netanyahu. "Israel ha demostrado una y otra vez que
está dispuesto a hacer concesiones a cambio de una paz real, y hoy la situación
no es diferente".
Al adelantar la agenda de su nuevo período de
gobierno, Benjamin Netanyahu dijo que espera dar nuevo vigor a los esfuerzos de
paz, que estuvieron congelados durante su período de cuatro años que acaba de
concluir.
"Con un socio palestino que esté dispuesto a
efectuar negociaciones de buena fe, Israel estará dispuesto a un compromiso
histórico que ponga fin al conflicto con los palestinos de una vez para
siempre", agregó.
Netanyahu habló antes de una ceremonia de
instalación de su nuevo gobierno de coalición, conformado después de casi seis
semanas de negociaciones tras las elecciones parlamentarias del 23 de enero. El
nuevo gabinete, integrado por políticos de línea dura y políticos moderados,
parece enfocarse más en cuestiones internas que en la búsqueda de la paz.
El primer ministro manifestó un tono conciliatorio
en víspera de la llegada del presidente estadounidense Barack Obama, que
mantendrá reuniones separadas con líderes israelíes y palestinos. Pero dijo
solo generalidades y no dio detalles de ninguna concesión que tenga en mente.
Reconociendo las profundas diferencias entre los dos
bandos, la Casa Blanca ya anticipó que Obama no traerá iniciativas de paz pero
que en un futuro cercano despachará al secretario de estado, John Kerry, para
ver si pueden lograrse progresos.
Los palestinos se negaron a negociar con Netanyahu
mientras Israel siguiera construyendo viviendas en los asentamientos judíos en
Cisjordania y Jerusalén oriental. Los palestinos dicen que la construcción esos
territorios, que Israel capturó en 1967 y que esperan formen parte de su futuro
estado, es un signo de mala fe. Más de medio millón de israelíes viven en esas
dos áreas.
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