TOKIO, Japón.- Este lunes 11 de marzo, hace dos años, un tsunami sacudió
Fukushima dejando un rastro de desolación a su paso.
El accidente nuclear en la central de Fukushima
Daiichi, del que este lunes se cumplen dos años, ha supuesto un golpe "más
duro aún de lo que fue Chernobil" y ha provocado un "parón
generalizado" de la energía atómica a nivel mundial, según las ONG
ecologistas, que reclaman que los fabricantes de las plantas tengan
responsabilidad en caso de accidentes, para evitar que sean los ciudadanos
quienes paguen las consecuencias económicas.
En declaraciones a Europa Press, el portavoz de
energía nuclear de Ecologistas en Acción, Paco Castejón, ha advertido de que el
riesgo nuclear "no ha pasado, ni mucho menos", porque hay reactores
dañados y en condiciones precarias.
A su juicio, este accidente en Japón ha supuesto
"un golpe mucho más duro" de lo que fue Chernobil, ya que se ha
producido en un país desarrollado con una democracia consolidada y, además, se
originó por un suceso externo a la central, lo que abre las dudas sobre las
posibilidades de prever los riesgos y las consecuencias.
En cuanto a las pruebas de resistencia, que fueron
impulsadas por Austria y que "los países no tuvieron más remedio que
hacer", Castejón recuerda que no incluyen eventos provocados por acciones
humanas, atentados, impactos de avión, etcétera, sino solo los sucesos
naturales. En su opinión, estas pruebas están devaluadas, ya que la información
a los organismos reguladores es aportada por los propios titulares de las
centrales.
Por eso, ha subrayado que dos años después del
accidente se ha producido un "parón generalizado" para la industria
nuclear, ya que el informe final de la Comisión Europea valora en 25.000
millones de euros las reformas sugeridas. "Solo en España, ese coste
asciende de 750 a 1.000 millones de euros de coste", ha precisado.
A este respecto, ha destacado la ralentización,
cancelación o replanteamiento de esta cuestión que han decidido países como
Alemania, Suiza, Bélgica y Holanda han echado un "freno gradual",
mientras en España "parece que va a cerrar (Santa María de) Garoña
(Burgos)".
En cuanto a Japón, tanto Castejón como la
responsable de la campaña de Energía de Greenpeace, Raquel Montón, han apuntado
que únicamente están funcionando dos de los 54 reactores y que en un país donde
la nuclear generaba un 30 por ciento de la electricidad "han podido
prescindir de ella".
Sobre los nuevos proyectos, China los ha suspendido
y la central nuclear de Belene (Rumanía) que se estaba empezando a construir se
ha paralizado. Castejón ha señalado que tanto en Estados Unidos como en China
se están terminando las centrales nucleares cuya construcción estaba iniciada.
"En todo caso, esto no significa que sea un parón absoluto", ha
insistido Castejón.
Esperando
tiempos “mejores”
"Dos años después. La industria nuclear está
agazapada, esperando a que pase el chaparrón y me temo que no se han aprendido
las lecciones de Fukushima. Incluso en países como España, el Gobierno dice que
es imprescindible, algo que es falso porque se puede sustituir por otras
fuentes de energía", ha apostillado.
En todo caso, admite que se han aprendido lecciones,
porque las pruebas de resistencia han detectado clamorosos fallos de seguridad
pero advierte de que "la carrera perdida hacia la perfección nuclear que
nunca se va a producir".
Mientras, Montón ha indicado que uno de los
problemas principales de la industria nuclear es que es el único sector que
excluye de la responsabilidad a los suministradores; es decir que los
fabricantes de las mismas no tienen responsabilidad. Esto supone que el titular
es el responsable y tiene una cuantía de responsabilidad limitada, por lo que
normalmente, es el Estado y, por extensión los ciudadanos quienes pagan el
accidente.
Todos los negocios están cerrados, no vive nadie en Okuma
De momento, "serán los japoneses quienes tengan
que pagar las consecuencias", ha advertido Montón, ya que los proveedores
de componentes General Electric, Toshiba e Hitachi "no tienen
responsabilidad legal" en el mismo.
En este contexto, Montón ha lamentado que mientras
las inversiones en construcción de nuevas centrales nucleares ha caído en todo
el mundo, en España se está haciendo "justo lo contrario" y con
centrales con una vida media de 25 a 28 años y una como Garoña, con 42 años de vida,
se están "planteando y oyendo voces para ampliar la vida útil de centrales
muy viejas". "Esto es ir en contra de la tendencia europea", ha
afirmado.
No hay comentarios.: