MADRID.- La imagen la semana pasada de Isabel
Pantoja se desmaya mientras le tiraban del pelo tras ser condenada a dos años
de prisión y una multa de poco más de un millón de euros por blanqueo de
capitales quedará guardada en la retina de la España más 'cañí'. Aquella España
de los 80 y 90 en los que una Lola Flores ataviada de oro pedía en la boda de
su hija que "si me queréis ¡irse!". La España de folclore, juzgados y
papel cuché barato.
Hoy es José Ortega Cano el que se suma a la lista de
artistas juzgados y condenados tanto en los tribunales como en la calle. Pero
antes que él fueron muchos otros los que tuvieron que cargar, más o menos, con
el peso de la Justicia.
Lola
Flores
"No sabía que esto podía tener tanto castigo
para una persona que no tiene dinero". Esta fue la frase que la bailaora
pronunció en el inicio del juicio por no haber pagado a Hacienda durante los
años 1982 y 1985.
'La Faraona' fue condenada en 1989 a pagar una multa
de 28 millones de las antiguas pesetas y a un mes de prisión que finalmente
cumplió. "Si una peseta me diera cada español, pero no a mí, a donde
tienen que darla, quizás saldría de la deuda", esgrimió la artista en una
de sus habituales entrevistas que se convirtió en otro de los momentos que
nunca se olvidaran de la televisión.
El juicio de Lola Flores fue probablemente el
primero de una larga lista en la que artistas que se sientan en el banquillo
acaban rindiendo cuentas ante la Justicia y ante el pueblo.
La repercusión mediática del caso avivada por las
declaraciones de la 'bailaora' marcaron un antes y un después en la historia de
los enjuiciamientos por fraude fiscal en España. "Yo no tengo a nadie que
me traiga un maletín", fue la frase de Lola en su declaración que tantas
veces se ha escuchado después.
Rafael
de Paula
El 8 de marzo de 1985 la vida del diestro Rafael de
Paula cambió para siempre. Oswaldo Hernández entraba, junto a otra persona, en
la casa de José Gómez Carrillo, al que asestaba tres puñaladas que le causaron
heridas superficiales. Oswaldo Hernández y su cómplice asestaron las puñaladas,
Rafael de Paula, según la Justicia, las ordenó en venganza contra el amante de
su mujer.
El suceso dio durante meses numerosos titulares, en
especial, en la prensa más sensacionalista. El torero fue condenado a dos de
prisión de los que cumplió finalmente 10 meses, y 250.000 euros de multa por
ser el autor intelectual de la agresión.
"Es como una corná", declaró el torero a
los medios en referencia al parón que supuso el ingreso en prisión para el
torero que aún seguía en activo.
Un caso que podría haber inspirado una novela de
Benito Pérez Galdós y que gracias a los ingredientes con los que contaba, torero,
crisis matrimonial, amante, sicarios... llenó páginas y páginas de la crónica
de mediados de los 80.
Farruquito
Pero si las décadas de los 80 y los 90 iniciaron la
simbiosis famosos-Justicia, fue con el cambio de milenio donde los juzgados se
llenaron de artistas y sus casos.
Fue en el año 2005 cuando la Justicia condenó al
'bailaor' Farruquito a tres años de prisión por el atropello mortal de Benjamín
Olalla la noche del 30 de septiembre de 2003.
Farruquito se saltó un semáforo en rojo circulando a
80 kilómetros por hora en una calle limitada a 40, adelantando por el carril
contrario a los vehículos que se hallaban parados en el semáforo, sin permiso
de conducción ni el seguro obligatorio y dándose a la fuga tras el atropello.
Si todo esto era poco, además, cuando la Guardia Civil localizó su vehículo, el
'bailaor' culpó a su hermano pequeño, buscando con ello aprovecharse la Ley del
Menor. Sólo cuando la Policía lo incriminó gracias a unas escuchas telefónicas
Farruquito confesó que él había sido el conductor.
El caso llenaba la crónica rosa de numerosos
programas de televisión. El hermano de la víctima recorrió los platós pidiendo
Justicia para su hermano, mientras que los familiares del 'bailaor' intentaban
lavar su imagen. Farruquito pasó de ser casi un completo desconocido a ser una
cara más que habitual en la pequeña pantalla.
Tanto es así que su boda, que postergó por el
juicio, se celebró finalmente en septiembre de 2005, siete meses después de ser
condenado, y se convirtió en todo un espectáculo que incluyó asalto a la cocina
y a los camareros por parte de los invitados que se quedaron si comida porque
un millar de personas se colaron sin estar invitadas.
Isabel
Pantoja
Dos años de cárcel y una multa de 1.147.148 euros es
el coste de la relación que Isabel Pantoja mantuvo con el ex alcalde de
Marbella, Julián Muñoz. La tonadillera fue condenada la semana pasada por
blanqueo de capitales en la lectura de una sentencia que volvió a dejar al
descubierto la España más negra.
La sentencia causó la indignación de los congregados
a las puertas del Juzgado. Un grupo de personas esperó a la salida a Isabel
Pantoja que ante la aglomeración de gente sufrió un desmayo mientras la Policía
y Guardia Civil la intentaban proteger del tumulto.
Tirones de pelo, ropa interior al descubierto,
gritos, llantos, desmayos, carnaza... Igual que en el entierro de Paquirri,
cuando una Pantoja destrozada se desvanecía frente a la tumba, 30 años después
repetía aquella imagen.
El caso de corrupción por el que ha sido enjuiciada
la cantante ha sido protagonista durante casi una década de la crónica social y
rosa de España. La relación entre el alcalde y la artista, las declaraciones
públicas de la ex mujer de Muñoz, Mayte Zaldívar, la vinculación con el 'caso
Malaya', uno de los más graves en la historia de corrupción de España, entre
otros, fueron los ingredientes de un caso que ha dejado grabado en la retina el
declive de la artista.
José
Ortega Cano
El torero José Ortega Cano, viudo de Rocío Jurado,
ha sido condenado a dos años, seis meses y un día por el accidente que tuvo
hace ya casi dos años en el que murió una persona, Carlos Parra, y por el que
se piden cuatro años de cárcel para el diestro por un delito de homicidio
imprudente.
El sábado 28 de mayo de 2011, mientras regresaba a
su finca tras dejar a su hija con unas amigas en Castilblanco de los Arroyos,
José Ortega Cano sufrió un grave accidente al invadir el carril contrario de la
carretera comarcal A-8002 y chocar con el Seat Altea de Carlos Parra. El torero
estuvo a punto de morir, mientras que Parra falleció en el acto.
Según publicó EL MUNDO, una hora antes el vehículo
del diestro, un Mercedes-Benz R320, había sido denunciado por un vecino de
Burguillos, por conducción temeraria en el casco urbano. Numerosos testigos
declararon que vieron a Ortega Cano consumir alcohol en varios establecimientos
mientras que el atestado de la Guardia Civil indicó que los análisis realizados
al diestro tras el accidente señalaron que triplicaba la tasa de alcohol (la
prueba no fue admitida en el juicio), además de que circulaba a 125 kilómetros
por hora por una carretera limitada a 90. [Vea el gráfico del accidente]
La familia de Parra se ha mantenido siempre lejos de
la avalancha mediática y sólo ha pedido Justicia y que el torero pague por su
muerte. El torero, por su parte, siempre ha defendido que no ingirió alcohol y
pidió la retirada de la prueba de alcoholemia. Finalmente, Ortega Cano
ingresará en prisión si se confirma la sentencia.
Fuente
EL MUNDO
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