NUEVA YORK. - Dos amigas de Brooklyn pasaron de ser
empleadas a dueñas del salón de uñas donde trabajan desde hace varios años, y
todo gracias al deseo de superación y al valor de arriesgar en un negocio los
ahorros de toda la vida.
Las amigas emprendedoras son la mexicana Dulce de la
Cruz y la colombiana María Luisa Turca, quienes desde hace dos meses
adquirieron el salón Sister's Nail de la ecuatoriana Juan Gómez, localizado en
el 1104 de la avenida 8, en el barrio de Park Slope.
"Fue todo un desafío, pero las dos nos dimos
ánimo y nos decidimos", dijo De la Cruz.
De la Cruz es madre de dos niños de 11 y siete años,
llegó a los Estados Unidos hace 13, y trabajó como cajera de supermercado y en
una factoría de ropa; hace seis años se inscribió en una academia de
cosmetología, completó el curso de uñas acrílicas y sacó la licencia que otorga
el estado de Nueva York para ejercer el oficio.
"El curso duró cuatro meses y yo pagué US$1,500", dijo De la Cruz. "Aunque no tenía experiencia, Juana Gómez
me dio la oportunidad de trabajar y duré seis años en el salón, hasta que la
antigua dueña decidió jubilarse y entre mi amiga y yo lo compramos",
indicó.
Turca, por su parte, llegó a los Estados Unidos hace
siete años, y trabajó como niñera y en limpieza. Como había hecho el curso de
cosmetología en Colombia, pudo ejerce el oficio sin dificultad, y pasar de
empleada a dueña fue más fácil para ella, pues en su país natal había sido
propietaria de una tienda de calzados.
Ambas amigas consideraron que ser dueñas tiene más
responsabilidades que ser empleadas.
"Ahora tenemos que preocuparnos por pagar el
alquiler, los servicios y a las dos empleadas", dijo Turca, quien también
había sido empleada del salón durante tres años y es madre de dos hijos de 26 y
24 años.
Las amigas reunieron todos sus ahorros y pagaron US$27,000 por el negocio, pero el costo llegó a US$40,000 por la remodelación y la
compra de equipos, que incluyó la compra de tres modernas sillas para pedicura,
máquinas de esterilización de herramientas y pintura y restauración del local.
El salón cuenta con cuatro sillones de pedicura y
cuatro sillas de manicura, un cuarto de masajes y ofrece unos 28 servicios,
entre los cuales, además de las uñas acrílicas, figura el depilado en cera
regular y tipo brasileño.
La clientela es mayormente blanca y latina, y
reciben unas 20 personas al día.
Una de sus clientes más fieles es María José
Montalva, quien lleva 10 años visitando el salón.
"El servicio ahora es mejor, se nota una
energía más positiva y ganas de mejorar", dijo Montalva. "Juana, la
antigua dueña, se cansó, ya era mayor y tenía achaques y eso influye en el
espíritu del lugar", indicó.
Para mejorar el negocio, las amigas prepararon un
volante con tarifas de descuento, y el día del cumpleaños del cliente la
pedicura es gratis.
El consejo que dan las amigas es que se preparen, se
inscriban en una academia y saquen la licencia, y que se arriesguen y pongan su
propio negocio.
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