WASHINGTON.- La devastadora explosión que tuvo lugar
en la noche del miércoles cerca de Waco (Texas) ha dejado entre cinco y 15
víctimas mortales y 160 heridos, según ha informado el portavoz de la Policía
de Waco, William Swanton, que ha explicado que todavía se está comprobando
puerta por puerta que no falte nadie. Según la CBS, entre los muertos habría
bomberos que acudieron a extinguir las llamas.
Swanton ha confirmado además que no hay
"ninguna indicación que no haga pensar que ha sido un accidente tras el
fuego".
Glenn Robinson, director del Centro Médico
Hillcrest, en Waco, dijo que "la mayoría de las personas presenta heridas
que son típicas después de una explosión: cortes y laceraciones causadas por
objetos", añadió. Robinson señaló que los médicos en su clínica no han
encontrado en las personas atendidas síntomas de intoxicación y otros efectos
de productos químicos como los empleados en la planta de fertilizantes.
De momento se desconocen las causas, aunque no hay
indicios de que se trate de un ataque terrorista y las primeras hipótesis
apuntan a que se produjo un incendio en uno de los edificios de la planta que
entró en contacto con amoniaco y produjo una gran explosión, "similar a
una bomba nuclear", según el alcalde de West, Tommy Muska. "Hay mucha
gente que está herida. Hay mucha gente que no va a estar aquí mañana",
añadió.
Aunque aún se desconoce el número exacto de
afectados, se teme que la cifra pueda alcanzar el centenar, según informa la
cadena CNN, que confirma al menos dos muertos. Una televisión local, que cita a
un responsable del servicio de urgencias, habla de al menos 60 muertos, aunque
no hay confirmación oficial. Una cifra similar a la que proporcionan los
bomberos que han cifrado el número de fallecidos en 60 o 70, según aseguran los
medios locales.
La explosión ocurrió a las 19.50 horas (0.50 hora peninsular
española) del miércoles en la planta industrial West Fertilizer Plant, en la
localidad de West, a unos 20 kilómetros al norte de Waco y unos 100 kilómetros
al sur de Dallas. Al parecer fue tan fuerte que se oyó en Waxahachie, a 75
kilómetros del lugar.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS)
registró un movimiento en la tierra de magnitud 2,1 la escala de Richter a
causa del estallido, que fue percibido como varias explosiones sucesivas por
los habitantes.
La fábrica situada en el este del estado de Texas
quedó totalmente destrozada por la explosión. Las imágenes de televisión
mostraban una enorme nube de humo sobre el lugar y edificios en llamas.
El portavoz del Departamento de la Seguridad de
Texas manifestó que el daño registrado es comparable a la destrucción causada
por la explosión de una bomba que en 1995 arrasó el Edificio Federal Murrah en
Oklahoma City y que entonces causó 168 fallecidos.
Las
autoridades buscan 'por todas partes'
"Los bomberos pueden luchar contra el fuego por
el momento ... Se encuentran en la zona, pero no pueden acercarse a causa de
los gases tóxicos que se escapan", añadió. La policía de Texas confirmó
que hay varios bomberos y personal de emergencias desaparecido tras la
explosión.
Un camión de bomberos calcina junto a la explosión.
"Puedo confirmar que puede haber bomberos que
se encuentren en paradero desconocido y potencialmente un agente de la ley
también", dijo el sargento de policía de Waco Patrick Swanton, quien
también puntualizó que los fuertes vientos están dificultando las labores de
rescate.
El sargento de Policía de Waco Patrick Swanton, que
hizo de portavoz de las diferentes agencias de emergencias que se encuentran en
el lugar, explicó en que las autoridades esperan que el número de fallecidos
aumente a medida que continúan las labores de rescate, pero no dio cifras.
"Puedo confirmar que puede haber bomberos que
se encuentren en paradero desconocido y potencialmente un agente de la ley
también", dijo Swanton, quien también puntualizó que los fuertes vientos
están dificultando las labores de rescate.
Decenas de edificios resultaron afectados por la
explosión, incluidos una residencia de ancianos y una escuela. El alguacil del
condado de McLennan, Parnell McNamara, relató que el hogar de ancianos y gran
parte del centro de la ciudad había sido evacuado.
De acuerdo al alcalde de West, Tommy Muska, por los
efectos de la explosión quedaron destruidas unas 80 casas de la localidad.
Según Muska, edificios en un radio de cinco bloques resultaron gravemente
dañados. El diario local 'Waco Tribune-Herald' aseguró que los bomberos estaban
tratando de apagar un incendio en la planta cuando ocurrió la explosión, y que
algunos estaban entre los heridos.
"Vamos a buscar por todas partes. Vamos a hacer
que todo el mundo esté contabilizado. Eso es lo más importante en estos
momentos", dijo el alcalde de West, donde la mitad de sus 2.800 habitantes
han sido evacuados por temor a más explosiones y al efecto de los gases. Las
autoridades también advirtieron de que el aire podría verse contaminado tras la
explosión, por lo que el peligro para los habitantes todavía no ha cesado.
Todo
devastado
Fuerzas de seguridad bloquean el paso por los gases
tóxicos.
"Está todo devastado. Nunca he visto nada como
esto. Parece una zona de guerra con todos los escombros..." ha afirmado el
sheriff del condado de McLennan Parnell McNamara.
Un testigo de la explosión, Bill Bohannan, que en
ese momento estaba de visita en casa de sus padres, cerca de la planta, dijo al
diario que la explosión fue "devastadora". "Dije, esto va a
explotar... Y les pedí a mis padres que entraran en el coche. Estaba de pie
junto a mi coche con mi novia, a la espera de que mis padres saliesen y (la
planta) explotó. Nos golpeó contra el vehículo", dijo.
"Inicialmente fue un pequeño fuego y el agua
entró en contacto con el amoniaco," entonces hubo una gran explosión,
relató un recepcionista de un hotel cercano.
Equipos emergencia, ambulancias, cuerpos de
seguridad, y otros vehículos de emergencia se han desplazado hasta el lugar y
están evacuando a los heridos a un campo de fútbol cercano que está actuando de
hospital de campaña.
El gobernador de Texas, Rick Perry, sostuvo en un
comunicado que se está vigilando la evolución y recopilando información de todo
lo que vaya surgiendo del accidente. "También hemos movilizado recursos
del Estado para ayudar a las autoridades locales. Nuestros pensamientos y
oraciones están con el pueblo de West", afirmó.
El 19 de abril de 1993, después de un sitio de más
de 50 días, el rancho de la secta de los davidianos, en las afueras de Waco,
fue destruido por un incendio provocado en el que murieron alrededor de 80
personas, incluidos 20 niños, víctimas de un suicidio colectivo.
Sin embargo, el congresista por Texas Bill Flores,
en declaraciones a la CNN, descartó que la explosión de la pasada noche se haya
tratado de un sabotaje.
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