LONDRES.- Más de 4.000 policías velan por la
seguridad del funeral de Margaret Thatcher, que ha forzado el 'cerrojazo' del
tráfico entre el Parlamento de Westminster y la catedral de St. Paul. El
atentado de la maratón de Boston y la reciente actividad de grupos republicanos
y de extrema izquierda ha obligado a extremar la alerta antiterrorista, con la
participación de los servicios de inteligencia del MI5 y con un dispositivo
comparable al de los Juegos Olímpicos.
El féretro de Thatcher ha partido de la capilla de
Mary Undercroft en Westminster, donde se celebró anoche una ceremonia privada
reservada para la familia y un puñado de diputados conservadores. Las campanas
del Big Ben han dejado de sonar en el momento de la partida, en memoria de la
ex primera ministra.
La comitiva ha recorrido Whitehall, así como ha
pasado ante la columna de Nelson en Trafalgar Square enfilando por The Strand
hasta llegar a la capilla de las Fuerzas Aéreas (RAF), donde ha sonado una
salva militar. El féretro está siendo arropado por 700 soldados, con una
elevada presencia de las fuerzas navales que participaron en la Guerra de las
Malvinas.
El último trecho por Fleet Street se ha recorrido en
apenas 20 minutos, hasta llegar a las escalinatas de la catedral de St. Paul a
mediodía. Michael y Amanda Thatcher, los dos nietos de la Dama de Hierro, han
portado los estandartes de la Orden del Mérito y de la Orden de la Jarretera
(Caballería) y arropado el féretro en la entrada a la catedral, por deseo
expreso de su abuela.
El decano de St. Paul David Ison abrió la ceremonia
y cedió el testigo a Richard Chartres, obispo de Londres. La primera lectura
corrió a cargo de Amanda Thatcher y fue una epístola de San Pablo de los
Efesios. El primer ministro David Cameron leyó a continuación un pasaje del
Evangelio de San Juan elegido por la Dama de Hierro.
En la ceremonia se entonaron tres himnos anglicanos;
el último de ellos, será el mismo que sonó en la despedida de Lady Di: 'I Vow
to Thee, My Country' ('Me encomiendo a ti, mi país'). El arzobispo de
Canterbury Rowan Williams dará la bendición final.
Un
acto ceremonial
Por deseo expreso de Margaret Thatcher, no ha sido
un funeral de Estado como el que despidió a Winston Churchill en 1965, sino un
funeral "ceremonial" (un escalón por debajo en el protocolo). Ha
sido, en cualquier caso, el más caro en la reciente historia del Reino Unido,
con un coste estimado entre los ocho y los 10 millones de libras (11,6 millones
de euros), por delante del funeral de Lady Di (9 millones de euros) e incluso
del de la Reina Madre (9,4 millones).
El 60% de los británicos ha mostrado su oposición a
los altos costes del funeral, que será costeado en gran parte con el dinero de
los contribuyentes. Aun así, miles de británicos se han agolpado en las calles
de Londres para despedir a la Dama de Hierro, aunque sus detractores se dejaron
también oír a lo largo del recorrido.
La Reina Isabel II y Felipe de Edimburgo abrieron en
cualquier caso la lista de ilustres invitados, entre los que estuvieron la ex
secretaria de Estados Hillary Clinton y el ex vicepresidente norteamericano
Dick Cheney. El actor Michael Caine, el presentador Larry King y el ex 'doble
agente' ruso Oleg Gordievsky asistieron también al funeral. Mijail Gorbachov y
Nancy Reagan excusaron su ausencia alegando problemas de salud.
La delegación española la encabezó el ministro de
Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo. También estuvo la ex presidenta
de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre. Según informa Efe, el ex
presidente del Gobierno José María Aznar no pudo asistir al funeral al
encontrarse de viaje en Estados Unidos.
Por
CARLOS FRESNEDA/El Mundo
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