NUEVA YORK.- Con uno de los más malolientes baños de
Nueva York y una rata a modo de mascota entre sus clientes habituales, el Mars
Bar era uno de los últimos vestigios del East Village bohemio de los años 80
que, poco a poco, ha ido desapareciendo a golpe de aburguesamiento.
Donde se alojara ese hervidero de punk y cerveza
barata se erige ahora un suntuoso edificio de 12 pisos que acaba de finalizar
su construcción y que recientemente acaparó la atención de los canales de
televisión locales, aunque no por haber reemplazado al Mars Bar.
Y es que los promotores que han construido el nuevo
inmueble han vendido por la irrisoria cifra de $10 nueve de esos lujosos
apartamentos, que cuentan con características tan codiciadas en Manhattan como
lavadora, un "lounge" en la azotea con vistas al Empire State y hasta
una sala de proyecciones.
Los afortunados de esa ganga han sido los nueve
antiguos residentes del edificio, en el número 21 de la calle 1, que desde 1970
pertenecía a la ciudad de Nueva York y se lo alquilaba a artistas de forma
gratuita o por precios muy bajos cuando el barrio era uno de los más bohemios
de la ciudad.
La promotora, BFC Partners, se hizo hace ocho años
con el edificio y, a cambio de exenciones fiscales por parte de la ciudad,
ofreció esos nueve apartamentos "económicos" a los antiguos
inquilinos y rifará otros cuatro por US$150,000 cada uno, muy lejos de los
precios del mercado.
De hecho, los demás pisos se van a alquilar por un
mínimo de US$3,000 y un máximo de US$10,000 mensuales a sus nuevos inquilinos,
que empezarán a mudarse dentro de tres o cuatro semanas, según explicó a Efe
uno de los socios de la promotora, Joseph Ferrara.
"El barrio ha cambiado dramáticamente durante
los últimos quince años. Nosotros empezamos a invertir allí cuando ningún otro
promotor quería, las calles estaban llenas de droga y crimen. Entonces comenzó
el proceso de aburguesamiento y ahora el barrio es uno de los más de moda de
toda la ciudad", asegura Ferrara.
Pero, para no olvidar la historia que entraña, BFC
Partners colocará fotografías del viejo Mars en la entrada del edificio y ha
decidido llamarlo Júpiter 21, "porque Júpiter es el planeta que sigue a
Marte", en referencia al nombre del bar que cerró sus puertas en julio de
2011.
El cierre fue visto por muchos como el fin de una
era, aquella en la que la droga y el crimen campaban a sus anchas por las
calles del East Village, pero también en la que fue una cuna del arte y la
música donde nacieron leyendas del punk como Los Ramones o Patti Smith.
Una época idealizada por muchos, aquellos que
seguían visitando el Mars Bar durante sus últimos años de vida, conviviendo con
sus hediondos baños llenos de grafiti y su curiosa clientela, entre la que no
faltaba un punki que siempre llevaba en el hombro a su inusual mascota: una
rata.
El bar también era famoso por ofrecer su fachada
como "lienzo" para los artistas urbanos de la zona, que iban pintando
cada mes irreverentes murales, y puede que sus viejos clientes se escandalicen
al saber que parte del espacio comercial donde se situaba se acaba de alquilar
a un banco TD Bank.
Sin embargo, todavía queda esperanza. El dueño
original del bar, Hank Penza, se alió con los promotores y aseguró también a
Efe que quiere reabrir el bar en el resto del espacio comercial que no ocupará
el banco, un nuevo vecino que, dice "no tendría por qué molestar a
nadie".
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