NUEVA YORK.- En el barrio de East Williamsburg, en
Brooklyn, la calle Moore se ha convertido en un campo de batalla entre dos
culturas. Aunque en Williamsburg la población blanca está desplazando a la
latina (de 34% en 2000 aumentó a 52% para el 2010, mientras la hispana
disminuyó de 37.7% a 27.2% en la misma década, según datos del Censo), la calle
Moore, sin embargo, se ha mantenido casi totalmente hispana.
La calle atraviesa el proyecto de vivienda Borinquen
Plaza, y en una de sus esquinas está La Marqueta, de comercios hispanos. Entre
la avenida Puerto Rico y Humboldt, casi todos los negocios son latinos y, según
los vecinos, desde hace más de 50 años se le conoce como "La Calle de la
Música", porque la salsa y el merengue suenan todo el día y es muy
visitada por los compradores de discos.
La discordia es la música, que para los blancos es
muy ruidosa y para los latinos ha sido el sello de identidad de dicha vía
comercial por décadas.
"A quien no le guste el ruido, que no se mude
en la Moore", dijo Ryan Robertson, de 37 años, un blanco de Kentucky que
lleva cinco años residiendo en esta calle. "Al principio me molestó mucho
escuchar la música latina todo el día, pero con el tiempo me acostumbré y ya
hasta me he aprendido varias canciones", señaló.
Pero no todos los blancos que han llegado a la Moore
son así de tolerantes.
Radhamés Millán, dueño de la tienda de discos San
German Record Shop, denunció que desde hace seis meses varios blancos que se
han mudado en la calle les han estado haciendo la vida imposible, llamando
cientos de veces al 311 y a la policía quejándose por el ruido.
Las quejas ante el Departamento de Protección
Ambiental, DEP, han traído como resultado multas y visitas de inspectores.
Mercedes Padilla, portavoz del DEP, confirmó que San
German Record Shop fue citado en diciembre por violar el Código del Ruido que
prohíbe a los negocios usar parlantes en la calle con el propósito de
publicidad, y fue multado con $1,750.
Pero, según Millán, aunque ellos han cooperado como
buenos vecinos y han quitado la bocina de la calle y han bajado la música, las
quejas continúan. También dijo que están pensando realizar una manifestación
para parar lo que él llama "hostigamiento contra los negocios de
música".
"Otros blancos han venido aquí, nos han
reclamado por qué tocamos el mismo disco continuamente, y hasta han escupido en
el piso", dijo Millán. "Usted no puede ajustar el barrio a su gusto,
usted debe ajustarse al barrio o mudarse", dijo.
Otro negocio de música afectado por las quejas es el
Johnny Albino Music Center, cuyo propietario, Manuel Rivera, dijo que recibió
una multa de $1,600 que le redujeron a $700.
"Nosotros tenemos 47 años con el negocio y
siempre habíamos tenido bocinas en la calle tocando música", dijo Rivera.
"Los blancos llegaron hace menos de un años y por ellos ya no podemos
poner música afuera", se quejó.
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