MANHATTAN.- El exasambleísta de Nueva York Nelson Castro
se declaró ayer culpable en la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York por
mentirle a investigadores.
El delito puede estar penado hasta con cinco años de
cárcel, justamente lo que trató de evitar Castro en 2008, cuando se vio
involucrado en un caso de perjurio en relación con su campaña. En ese momento,
llegó a un acuerdo para trabajar como agente encubierto en la lucha judicial
contra la corrupción política.
Durante años, Castro, de 44 años, grabó
conversaciones incriminatorias de sus colegas de Albany. Sin embargo, hace unos
meses el exfuncionario reincidió en lo que fue el inicio de sus problemas: la
mentira.
“El 17 de junio del 2013 mentí a dos investigadores,
empleados por la oficina del fiscal estadounidense”, admitió el acusado ante el
juez Bill Engelmayer. “Les dije que no había hablado con un miembro de la
prensa en mayo. (…) Posteriormente, les dije que lo había negado porque no lo
recordaba. Finalmente, dije ese mismo día a los investigadores que no había
discutido mi cooperación con los investigadores [de los políticos corruptos]”.
Engelmayer le impuso una fianza de US$100,000 y fijó
para el próximo 30 de enero su sentencia, a la espera del informe de
probatoria. Además de los años de cárcel y tres de libertad supervisada, el que
hizo historia al ser el primer dominicano electo en El Bronx, podría ser
multado con hasta US$250,000.
A raíz de esta nueva acusación, el acuerdo de
cooperación del hispano fue modificado con directrices adicionales, pero con la
salvedad de que deberá colaborar en la persecución de los delitos de sus
excolegas y testificar en su contra. “Si el fiscal considera que no proporciona
ayuda sustancial, el acuerdo no será mantenido”, le informó el juez, a lo que
Castro asintió.
A la salida de la corte, su abogado Michael Farkas
manifestó a la prensa que su cliente “no tenía prohibido hablar con los medios
cuando hizo la entrevista en mayo”.
Las declaraciones, publicadas por New York Magazine
y en la que se narra la trayectoria del exfuncionario y la trastienda política
que lo llevó al poder, no contienen nada perjudicial. Fueron sus mentiras a los investigadores las que le causaron este
problema. “El gobierno toma muy en serio cualquier grado de engaño”, indicó
Farkas.
Por
CÁNDIDA PORTUGUÉS/Edlp
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