NUEVA YORK.- Rafael Nadal apeló a todo su espíritu
de gladiador y desinfló la moral de Novak Djokovic en el momento más preciso
para alzarse ayer lunes con su segundo campeonato del Abierto de Estados
Unidos.
Cuando parecía que el tercer set se le escapaba,
Nadal levantó tres bolas de quiebre y seguido apretó el pulso para encaminarse
a una victoria 6-2, 3-6, 6-4, 6-1 en otro vibrante episodio de la rivalidad
entre los dos primeros del tenis mundial.
Con la reina Sofía de España en un palco, Nadal
conquistó su 13er título de Grand Slam, situándose en el tercer lugar de la
lista histórica.
Con 27 años, el español ahora sólo es superado por
Roger Federer (17) y Pete Sampras (14).
“Te le mereces”, se escuchó que dijo el serbio
Djokovic a Nadal, cuando se fundieron en un abrazo en la red tras el magnífico
duelo de 3 horas y 21 minutos. “Nadie puede llevar mi tenis a los límites como
él”, dijo Nadal tras recibir el trofeo de campeón.
El choque número 37 entre los dos no decepcionó,
siempre cargado con el tenis de primer nivel y la tensión pura que les
caracteriza.
Los intercambios de golpes, inclusive uno de 54,
hicieron levantar de sus asientos una y otra vez a los espectadores en el
estadio Arthur Ashe.
La clave del partido estuvo en el tercer parcial.
Djokovic logró emparejar el partido con una sucesión de tres quiebres de
servicio para ganar la segunda manga y se adelantó 2-0 en la tercera. Era su
mejor momento, ya que Nadal apenas había cedido su saque una vez en todo el
torneo.
Nadal estuvo a punto de sufrir otra rotura de
servicio que le hubiese dejado 3-0 abajo, pero aguantó.
Y luego llegó la secuencia. Con el set 4-4, Djokovic
acarició el quiebre al poner la situación en 0-40. Ahí fue cuando apareció con
todo su esplendor la garra de Nadal, que volteó el game, se fue arriba 5-3 y
luego quebró el saque de Djokovic remontándole un 30-0.
Nadal celebró eufórico: tirado de rodillas en el
piso, y apretando el puño. Se había robado el set... y el partido.
Fue la tercera vez en cuatro años que Nadal y
Djokovic se midieron en la final del US Open. Nadal ganó el primer asalto en
2010 y perdió en la revancha en 2011.
Ahora el español manda en Nueva York y con su tercer
triunfo domina 22-15 el historial.
Parece asombroso, pero hace un año se temía que
Nadal no estaría disfrutando estos momentos. Por culpa de una lesión en la
rodilla izquierda, el astro ibérico se ausentó de la pasada edición del US
Open.
Tras una ausencia de siete meses, reapareció en
febrero pasado en el balneario chileno de Viña del Mar. Sufrió una derrota en
la final ante el argentino Horacio Zeballos.
Ya casi nadie se acuerda de eso. Su temporada ha
sido brillante. El rey de la arcilla está impecable en superficies duras con
una marca de 22-0 y sólo ha perdido tres de 63 partidos este año.
También ha ganado nueve títulos, incluyendo su
octavo cetro del Abierto de Francia.
La consagración en el polvo de ladrillo parisino le
permitió convertirse en el primer hombre con al menos un título de Grand Slam
en nueve temporadas consecutivas.
Pero después tropezó en Wimbledon al caer a las
primeras de cambio ante Steve Darcis, un belga que era el 135 del mundo en ese
momento de junio.
Se tomó unas semanas de descanso en Palma de
Mallorca y, con las baterías recargadas, encaró la temporada de torneos de fin
de verano en pistas de cemento en Norteamérica. Arrasó con todo, en Montreal y
Cincinnati, y es el único que puede presumir de dos títulos grandes en el año.
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