El jefe de Hezbollah, jeque Hasan Nasralah, se
entrevistó con Alaeddin Boroujerdi, que preside la Comisión de Seguridad
Nacional y Política Exterior del Parlamento de Irán, país aliado del grupo
terrorista y del régimen sirio.
Boroujerdi llegó a Beirut acompañado de tres
parlamentarios y procedente de Damasco, donde mantuvo un encuentro con el
presidente sirio, Bashar Al Assad, a quien le expresó el apoyo de Teherán ante
un eventual ataque extranjero.
El alto cargo iraní exigió que el Congreso
estadounidense, que debe autorizar una intervención en Siria, se pronuncie en
contra de esa acción haciendo caso de la "opinión pública (de ese país),
que es hostil a cualquier agresión militar ya que recuerda las dos experiencias
desastrosas de Irak y Afganistán".
Asimismo, consideró que un ataque extranjero
"podría perjudicar los intereses norteamericanos y tener consecuencias
sobre la estabilidad en la región".
Hezbollah tiene sus propias milicias, que han
participado en distintos conflictos en Medio Oriente y el Golfo Pérsico.
Actualmente, son conocidas sus operaciones militares en Siria, para auxiliar al
Ejército de Bashar Al Assad en los ataques contra los rebeldes al régimen; así
como su trabajo en el Líbano. De hecho, la participación de las tropas de élite
de la organización terrorista en la guerra en Siria permitió al régimen de
Damasco tomar, a principios de junio, la ciudad estratégica de Quseir, cerca de
la frontera libanesa, que llevaba un año en poder de los rebeldes.
Irán también mantiene fuertes lazos con Siria, que
es clave en Medio Oriente. Se trata, en su mayoría, de un país sunnita (75%),
pero los Assad, en el gobierno desde principios de los 60, pertenecen a la
secta alawí, una rama de los chiítas. Lo que forjó una relación con Teherán
tras la revolución islámica de 1979.
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