WASHINGTON.- En los últimos días, ha habido una
alarmante cantidad de desinformación y rumores sobre el traslado de la embajada
de Estados Unidos en la Santa Sede.
Mark Twain una vez dijo que la desinformación puede
recorrer el mundo entero, “mientras que la verdad apenas se está colocando los
zapatos”. Al parecer, esto es una verdad doble en Washington estos días.
Pero esta es la verdad, estos son los hechos, no
opiniones ni conjeturas desaforadas: Estados Unidos está trasladando la sede de
su embajada a un edificio más seguro, más grande y de arquitectura más
atractiva. Y también el nuevo edificio está un poco más cerca de Ciudad del
Vaticano.
Mapa que muestra la ubicación actual y la ubicación
futura de la embajada de EE.UU. en la Santa Sede (Depto. de Estado).
Este mapa muestra el traslado previsto de la
embajada de EE.UU. en la Santa Sede.
Reitero: [la nueva sede de la embajada] estará más
cerca de Ciudad del Vaticano que la sede actual.
¿Por qué tengo que insistir en ello? Pues porque
algunos han insinuado que Estados Unidos ha estado pensando en cerrar su
embajada o rebajar su estatus. Pero nada está más lejos de la realidad. Nada.
Estados Unidos no solo sigue considerando a la Santa Sede un importante aliado
bilateral para promover la libertad religiosa, proteger a las minorías
religiosas, fomentar las causas humanitarias y mitigar los conflictos en todo
el mundo, sino que el secretario Kerry, nuestro primer Secretario de Estado
católico en más de treinta años, se siente inspirado de manera personal por la
obra de la Iglesia en asuntos que abarcan desde la paz hasta la pobreza
mundial, los cuales están en el centro de la enseñanza social del catolicismo.
En consecuencia, si escuchan o leen información
errónea, espero que compartan la verdad, esto es, los hechos, con otros
ciudadanos que puedan ser objeto de algunos rumores falsos. Estos son los
hechos y, como dicen, ‘los hechos son persistentes’. A finales de 2014 o
principios de 2015, trasladaremos la embajada de Estados Unidos en la Santa
Sede de su lugar actual cerca del Circo Máximo en Roma a un complejo de
propiedad del gobierno de Estados Unidos, que está a una distancia de menos de
tres kilómetros. La nueva sede, donde también se encuentra la embajada de
Estados Unidos en Italia y los organismos de la Misión de Estados Unidos ante
las Naciones Unidas, está más cerca de Ciudad del Vaticano que la sede actual.
El hermoso edificio histórico que alojará la futura embajada tiene el espacio
ideal para oficinas más amplias para los diplomáticos estadounidenses que
realizan un trabajo esencial como representantes de Estados Unidos ante la
Santa Sede. La futura embajada será 78 por ciento más grande que la actual
embajada. La residencia del embajador de Estados Unidos en la Santa Sede no
cambiará.
Las tres legaciones diplomáticas de que consta el
complejo estadounidense mantendrán su carácter y funciones distintos. Cada una
seguirá teniendo embajadores acreditados de forma independiente que trabajan en
edificios aparte. Cada embajada tendrá un domicilio y una entrada distinta. La
embajada en la Santa Sede seguirá funcionando de forma independiente a las
otras dos embajadas estadounidenses en Roma. Seguirá siendo una de las misiones
extranjeras más grandes entre las de los países acreditados ante la Santa Sede.
No reduciremos nuestro personal diplomático.
Asimismo, la embajada
estadounidense en la Santa Sede se beneficiará de las sinergias generadas por
su ubicación junto a los demás edificios y recursos del gobierno de Estados
Unidos.
La seguridad es nuestra máxima prioridad con este
traslado. El Departamento de Estado está trabajando en poner en marcha las
recomendaciones de la junta de examen de responsabilidades (ARB) de Benghazi,
entre las que se incluye la propuesta reiterada de ubicar juntas a las
instalaciones del gobierno de Estados Unidos cuando estén en la misma zona
metropolitana. La ARB siguió una recomendación más específica de 2008 del
Inspector General del Departamento de Estado de trasladar la embajada al
complejo estadounidense. Con el traslado se mejorará la seguridad de los
empleados, los edificios y los visitantes de la embajada en la Santa Sede, de
una manera que también resulta ser prudente para el presupuesto.
En función de las numerosas conversaciones que
sostuvimos con funcionarios del Vaticano durante los últimos meses, estamos
seguros de que no solo entienden los motivos de nuestra decisión, sino que
también valoran que nuestro plan de diseño represente adecuadamente la identidad
independiente y separada de la misión.
Esperamos continuar y ampliar nuestro alto nivel de
compromiso positivo con la Santa Sede desde nuestra futura embajada.
Por
SHAUN CASEY
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