La Reserva Federal reduce el 'manguerazo' de dinero a la economía de Estados Unidos
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WASHINGTON.- La política monetaria de Estados Unidos
cambia. A partir del 1 de enero, la Reserva Federal empieza a reducir los
estímulos extraordinarios que había introducido en la economía entre septiembre
de 2012. En otras palabras: la Fed va a comprar menos bonos. Claro que el banco
central estadounidense también ha declarado que, aunque en 2014 acabe dejando
de comprar bonos, los tipos de interés no van a subir, salvo que pase algo
inesperado, hasta 2015. La clave es el peligro de deflación: la medida de
precios que usa la Reserva Federal--el índice de Gastos de Consumo Personal, o
PCE según sus siglas en inglés--está en el 1,2% y va a seguir a ese nivel el
año que viene.
Eso es lo que se saca del comunicado de la Fed
(marcado por su habitual 'inflación verbal', es decir, por el uso de muchas más
palabras de las necesarias, en un esfuerzo para guardarse las espaldas) y de la
rueda de prensa posterior del presidente de la institución, Ben Bernanke.
Por un lado, los hechos. Si desde octubre de 2012,
el banco central ha estado comprando cada mes 45.000 millones de dólares
(32.000 millones de euros) en bonos del Tesoro a largo plazo y 40.000 millones
de dólares (29.000 millones de euros) mensuales en bonos hipotecarios para
inyectar liquidez a la economía, a partir de enero reducirá esas cifras en
10.000 millones de dólares (7.250 millones de euros) repartidos a partes
iguales entre ambas clases de activos.
Es una reducción muy pequeña, pero con un elevado
contendido simbólico, porque revela que la economía estadounidense está, a
juicio de la Reserva Federal, empezando a reactivarse a un nivel que permite
esa menor compra de activos.
Sin embargo, el comunicado del banco central deja
claro que esto no significa ninguna fecha de caducidad para la QE3 (las siglas
en inglés de relajación cuantitativa más el número de veces que la 'Fed' ha
puesto en práctica estas operaciones desde que estalló la crisis de las
'hipotecas basura' en 2007). Al contrario. Hasta ahora, la Fed había declarado
que la compra de bonos tenía como objetivo dejar la tasa de paro en el 6,5% de
la población activa y que para ello estaba dispuesta a aceptar que la inflación
llegara al 2,5%, medio punto por encima de su objetivo. Solo cuando el paro
llegara al 6,5%, la Fed empezaría a plantearse subir los tipos de interés y la
vuelta, así, a la política monetaria ortodoxa.
Hoy, sin embargo, la Reserva Federal ha incluido
muchos más criterios a la hora de decidir la política monetaria. Entre ellos:
"medidas adicionales de las condiciones del mercado laboral, indicadores
de presiones inflacionarias y de expectativas de inflación, y análisis de
acontecimientos financieros". La conclusión es que "basándonos en el
análisis de esos factores (...) será probable que sea apropiado mantener el
actual rango" de los tipos de interés "hasta bastante tiempo después
de que la tasa de paro baje del 6,5%".
Por
PABLO PARDO/El Mundo


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