En el mundo desarrollado, las consecuencias no
fatales de ACV son la primera causa de discapacidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima en
general que un tercio de los casos son fatales, y otro tercio de los afectados
sufre algún tipo de secuela permanente.
En este sentido, las tendencias en rehabilitación
hoy están cambiando para responder a esas necesidades: “Así como en algún
momento se ponía el énfasis en la discapacidad, hoy la recuperación se basa en
la función, es decir, en aquellas cosas que la persona sí puede hacer”. Desde
esta perspectiva, el especialista sostiene que “hoy un ACV tiene casi siempre
posibilidades de rehabilitación”.
Tipología
y grados de riesgo
El ACV puede ser isquémico o hemorrágico, según se
produzca por trombosis, embolia o
“taponamiento” de una de las arterias
que irrigan el cerebro, o por rotura de un vaso, respectivamente. La
predisposición a padecer ACV embólico.
Suele estar asociada a cardiopatías tales como
problemas valvulares (enfermedad mitral), arritmias y a agrandamiento de la
aurícula izquierda.
En casi todas las edades, el riesgo de padecerlo
depende en general de los conocidos factores de riesgo cardiovasculares, como
la diabetes, el sobrepeso, el tabaquismo, la dislipidemia (descontrol del
colesterol) y sobre todo la hipertensión arterial.
Fuente DOCSALUD.COM
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