A partir de este viernes más recortes, menos comida, más hambre en Nueva York

NUEVA YORK.- Arsenia Ortega llegó a Nueva York, en 1999, desde Guerrero, México, y hoy, con 31 años, pareja y tres hijos, dice que piensa mucho "en regresar para allá". Lleva una vida que no imaginaba. Ella no pensaba que habría días que se iría a la cama con hambre.

Ortega es una de los 350,000 latinos en la Ciudad de Nueva York que recibe ayuda del programa de asistencia nutricional (SNAP), antes conocido como cupones de comida.

El corto salario que gana su pareja "trabajando en las cocinas" se va prácticamente en pagar la renta de un apartamento de una habitación en Harlem. Mensualmente contaba con US$480 en cupones para alimentar a su familia, una cantidad insuficiente en Nueva York, pero su vida ahora es más precaria, ya que, en noviembre, Washington recortó el presupuesto para éstos. Desde entonces, Ortega tiene que apañarse con US$50 menos. "Son dos días de comida", resume.

Ahora va a tener que hacer otro ajuste en sus cuentas. Su pequeño presupuesto se reducirá una vez más después que el presidente Barack Obama firme hoy la Ley Agrícola.

Esta es la legislación que se ocupa de los SNAP y en las negociaciones para su aprobación en el Congreso se acordó cerrar un vacío legal que 17 estados han usado para ampliar su programa de ayuda con los alimentos a personas de bajos ingresos.
Es decir, llega una segunda ronda de recortes apenas tres meses después de la primera. NY es el estado más afectado y se espera que unas 300,000 familias, de los 1.9 millones de personas que reciben el SNAP, pierdan cantidades que pueden llegar hasta US$90 mensuales.

Ortega no sabe cuánto menos recibirá pero conoce las consecuencias. "Lo que sea nos afectará mucho, tendremos menos comida. Nunca pensé que ésta sería mi vida acá", explica. "Nunca pensé que pasaría hambre y que tendría que ir a la calle a buscar comida".

Ella acude desde hace tres años a las despensas de comida que trabajan con el Food Bank de Nueva York para llevarse arroz, frijoles y leche porque como casi el 42% de quienes recibían cupones de comida en NY, éstos no han sido suficientes para calmar el hambre. Y esto era antes de los primeros recortes.

"Antes de noviembre estos cupones significaban una ayuda de US$1.48 por comida para una persona, una cantidad inadecuada para los neoyorquinos", explica Triada Stampas, directora de relaciones con el Gobierno del Food Bank de Nueva York. Stampas  agrega que el coste de una comida por persona en la ciudad es de US$3. Incluso con la ayuda del banco de alimentos, sus donantes y su apasionado voluntariado, seguía faltando comida para los estómagos de los más pobres.

Los recortes hacen esta situación más dramática aún.
Los cálculos de Stampas son claros. "Según nuestros análisis, los recortes de noviembre van a traducirse en 76 millones de comidas menos en los próximos 12 meses. La Ley Agrícola significará que adicionalmente habrá otras 76 o 100 millones de comidas menos en el curso del primer año. Es mucho más de lo que nuestro Food Bank, el más grande del país, puede proveer".

Ya en noviembre el número de visitantes a las despensas de comida y soup kitchens se disparó y casi la mitad de estos establecimientos se quedaron sin alimentos.

La funcionaria afirma que desde el Food Bank no se ve la recuperación económica desde la recesión de 2007, que incluso en hogares que ingresan menos de US$50,000 hay dificultades para comprar comida, y explica que la ayuda de emergencia en materia de alimentos no puede ser una solución a la pobreza.

Esta directora explica que, cuando Kathy Goldman fundó el Food Bank en 1983, para aliviar los recortes de Ronald Reagan, su iniciativa estaba concebida como una "respuesta temporal a las necesidades. Y aún estamos aquí". Stampas dice que Goldman cree que las cosas nunca han estado tan mal.




Por ANA B. NIETO/Edlp

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